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Pasteles para celebrar el éxito atómico

Miles de iraníes celebraron ayer el anuncio de que su país había logrado controlar la tecnología nuclear como quien festeja un cumpleaños o la compra de un nuevo coche: con tartas empalagosas.

Los basij, voluntarios de la milicia islámica, montaron tenderetes de "celebración nuclear" en las carreteras alrededor de Teherán, en las que repartían pasteles azucarados y naranjas exprimidas a los transeúntes. "Estamos muy contentos y orgullosos de nuestros jóvenes científicos nucleares", gritaba uno de los voluntarios, mientras sus compañeros coreaban "¡Alá es el más grande!".

En una calle de la capital iraní, unos 150 escolares, ataviados con delantales con la leyenda "el poder nuclear es nuestro derecho irrevocable", gritaban eslóganes y agitaban la bandera nacional.

"Estoy muy emocionado con las grandes noticias que escuché anoche, y creo que los países occidentales se van a comportar bien a partir de ahora", decía Alí Bozorgi, un vendedor de 26 años.

El anuncio del Gobierno de Irán, en el sentido de que ha comenzado a enriquecer uranio a bajo nivel, contraviene las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU. Por eso, si bien se mostraban impresionados por el logro científico, otros ciudadanos no ocultaban su preocupación por las consecuencias que puede traer para Irán la decisión del Gobierno de Mahmud Ahmadineyad.

Temor a un ataque

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"Estoy contento porque deberíamos tener combustible nuclear, pero espero que esto no desencadene una intervención militar contra nosotros", decía Naghmeh Moini, de 40 años.

Estados Unidos ha reiterado su opción por la vía diplomática, pero sin descartar una eventual acción militar.

"La ciencia nuclear es ahora nuestra y somos capaces de construir centenares de plantas de conversión y miles de centrifugadoras", proclamaba en Teherán el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas iraníes, Hassan Firouzabadi. "Controlamos esa tecnología y Occidente no puede hacer nada. Tendrá que tendernos la mano".

"Irán no se plegará a las presiones", decía por su parte el ex presidente Akbar Hachemi Rafsanyani. "Nuestro pueblo avanzará por este camino".

No todos celebraban, sin embargo. Un profesor de inglés de 40 años, que pidió ser identificado como "Reza", decía: "El anuncio es un clavo más en el ataúd del Gobierno, porque va a causar más preocupación a la comunidad internacional y la va a unir más en contra de nosotros".

Mientras, el ardor patriótico empezaba a decaer entre los escolares, que optaron por imitar a los vendedores ambulantes: "¡Energía nuclear, 200 tomans (18 céntimos de euro) la caja!".

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