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El PNV exige que una vez asentada la paz "se respete la voluntad de la sociedad vasca"

Imaz destacará en el Aberri Eguna los avances de la construcción nacional en 25 años de Estatuto

El PNV ofreció ayer en la presentación de su manifiesto para el Aberri Eguna 2006 (Día de la Patria Vasca), que se celebra el domingo, una voluntad integradora de las distintas sensibilidades políticas vascas. Su presidente, Josu Jon Imaz, recalcó en Bilbao que el PNV está dispuesto a "priorizar" la paz frente a otras cuestiones importantes, aunque dejó claro que una vez asentada ésta se debe "respetar la voluntad de la sociedad vasca". El nacionalismo vasco reivindicará el domingo los 25 años de vigencia del Estatuto de Gernika y su voluntad de ir construyendo paso a paso la "nación vasca".

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El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) es un entusiasta de la historia de su partido. El manifiesto de este año mira al pasado y quiere abrir una puerta a la esperanza y la integración. No renuncia a la nación vasca, pero reivindica el PNV de los pactos y de la construcción de esa nación dando pasos ajustados a "cada momento histórico".

El nacionalismo mira con "esperanza" al alto el fuego de ETA. "Estamos dispuestos a priorizar en el tiempo la consecución de la paz a cualquier otra cuestión, por importante que sea para nuestro país. Pero en un Euskadi en la que se haya asentado la paz y la libertad, el respeto a la voluntad democrática de la sociedad vasca y su reflejo en el marco jurídico no puede ser obviado", dice el manifiesto. Para este fin apuesta el PNV de Imaz por integrar las "diferentes sensibilidades e identidades políticas en un acuerdo de futuro".

Desde la nostalgia de los primeros aberri eguna, en Bilbao en 1932; en San Sebastián en 1933; en Vitoria en 1934 y en Pamplona en 1935, el PNV reclama: "Euskadi es hoy más nación que nunca. La apuesta asumida en 1979 [el Estatuto de Gernika] por la mayoría social y política vasca ha logrado que Euskadi haya pasado de ser una formulación ideológica del nacionalismo a convertirse en una realidad sociológica y jurídico-política".

El PNV reivindica los últimos 25 años de democracia y asegura así que la "definición jurídica de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, así como Navarra, emana de la expresión de su nacionalidad". Esta reivindicación de la construcción nacional vasca a través de la legalidad la contrapone el manifiesto directamente con la actuación del terrorismo de ETA y los que lo han apoyado, "quienes decidieron usurpar violentamente la voluntad mayoritaria del pueblo vasco".

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Construcción nacional

Para criticar la trayectoria de este colectivo recurre Imaz a su predecesor en el cargo, Xabier Arzalluz, quien en el aberri eguna de 1991 ya predicaba la política de la construcción nacional progresiva: "La contraposición de quienes entienden el nacionalismo a partir de una definición nítida y previa del marco jurídico político (...) y quienes pensamos que la nación se hace día a día desde el interior, desde la potenciación de la economía, el bienestar y la defensa de nuestras señas de identidad".

El manifiesto que la dirección del PNV leerá a sus seguidores el domingo en la Plaza Nueva de Bilbao lleva el sello del pensamiento de su presidente. Reivindica la recuperación del euskera: "Ha dejado ser noticia el hecho de que se realicen en euskera tesis doctorales sobre nanotecnologías, cinética de los polímeros o terapias génicas". Imaz mira a Europa, a través del dirigente nacionalista en tiempos de la República y ex ministro de Justicia, Manuel de Irujo. Y también profundiza en la necesidad de potenciar la innovación y la formación para poder ser competitivos.

"En una perspectiva de 25 años hemos dado un salto de gigante en la construcción nacional, construcción política, social, cultural, lingüística. Todo esto no hubiera sido posible sin aquellas decisiones, sin el compromiso continuado de muchas personas que han compartido nuestros ideales de hacer una nación vasca libre y con capacidad de decidir su futuro. Gracias a ello, hoy somos más nación", señala el documento.

El manifiesto marca una diferencia entre el ser nación y la "Nación Política", que escribe con mayúsculas. Ésta es una "meta alcanzable", pero la condiciona el PNV al "respeto de la voluntad democrática de la ciudadanía de los tres ámbitos jurídicos de Euskadi [País Vasco español y francés y Navarra]. Porque el respeto es la clave para ganar el pulso democrático de la construcción nacional: pensar más en Navarra tomando en consideración sus sentimientos y escuchar más a Iparralde, tratando de convertir en comunes sus sueños y sus objetivos".

Un pueblo plural

Esta voluntad de pacto y de respeto, que son la impronta del propio presidente del PNV, reconoce la "cooperación de sectores políticos y sociales" ajenos a su partido. "Nuestro primer reto es llegar a ser un pueblo, plural, pero homogéneo, superando o aminorando las divisiones internas que padece", dice el manifiesto parafraseando a Arzalluz en el aberri eguna de 1988.

Imaz ha hecho un esfuerzo en el manifiesto por buscar en la República o en la actual Monarquía los valores del pacto y el pragmatismo del nacionalismo vasco. No huye del pasado ni de la tradición cultural, pero creo que no es suficiente. Imaz reivindica lo "urbano" y apuesta por la modernidad en un mundo globalizado. Si bien pone como primer motor de la "nación de valores" la cultura y como segundo valor fija la economía. "En el siglo XXI, el dinero y la información son transnacionales, las unidades pequeñas pueden ser económicamente viables y más competitivas".

Como tercer valor establece el PNV la "solidaridad" con otras comunidades. "La miseria se ceba con quienes padecen la enfermedad, la ignorancia y la desestructuración social", señala. Los nacionalistas piden, frente al rechazo histórico al de fuera, la capacidad de atraer a personas "de otros lugares" a vivir a Euskadi. "Que se sientan atraídos por ser vascos con nosotros", indica. El PNV busca "los mecanismos de autogobierno que le permitan liderar estos retos".

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