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Reportaje:LAS REVELACIONES DE LOS TESTIGOS PROTEGIDOS RECOGIDAS EN EL SUMARIO | El auto de procesamiento del 11-M

"No descansaré hasta que caigan las torres KIO"

El auto incluye declaraciones sobre la gestación del grupo que acabó ejecutando la matanza

Pablo Ximénez de Sandoval

El auto de procesamiento por los atentados del 11 de marzo de 2004 incluye varias declaraciones de testigos protegidos, en las que relatan cómo se gestó el grupo de radicales que acabaron perpetrando la matanza. Estos testigos, a través de su relación con los autores de los atentados, describen cómo funcionaba el grupo, y cómo se fue ideologizando hasta convertirse en mártires. Estas son algunas de sus declaraciones:

TESTIGO S 20-04-Y-26 "Los hermanos de los mártires"

El Tunecino "podía hacerte llorar de emoción" al hablar, dice otro testimonio
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Declaró el 1 de diciembre de 2004 que a través de Mouhannad Almallah conoció a Serhane Ben Abdelmajid, El Tunecino. Con ellos iban otros musulmanes como Moutaz Almallah, Hicham Tensamani y Mustafá Maymouni, cuñado de Serhane actualmente preso en Marruecos por los atentados de Casablanca. Estos individuos se referían a su propio grupo como los ikhwan al chuhadá, que según el intérprete se traduce como los hermanos de los mártires. Moutaz era el líder del grupo. Por debajo de él estaban a un nivel parecido Serhane y Mouhannad.

En sus reuniones hablaban de Irak y de Afganistán. "En una ocasión, Mouhannad, cuando pasaban en coche debajo de las Torres KIO, comentó que no iba a estar tranquilo hasta que no cayeran esas torres". Tanto Serhane como Mouhannad se referían al resto de las personas no como españoles, sino como judíos, dice el declarante. Estas afirmaciones las realizaban para justificar robos en comercios u otros delitos.

También reconoce a Jamal Zougam, por haberlo visto con Mouhannad en Tánger en 2002. Este testigo contó que estaba presente en las reuniones del entorno de Zougam en las que hablaban de la yihad. Serhane, Maymouni y Moutaz hablaban de la muerte de los hermanos en Palestina, Afganistán e Irak. El declarante cuenta también cómo intentaron reclutarlo a él mismo para este grupo yihadista. Dos veces fueron hasta su barrio Serhane y Mustapha para tratar de captarlo, para que los acompañara a mezquitas, a los pantanos el fin de semana. Mouhannad iba a verle tres o cuatro veces a la semana a Fuenlabrada, donde trabajaba. Trataba de captarle, explica el testigo protegido, para que fuera muy riguroso con el islam y para participar en grupos más reducidos. Le hablaba mucho de que tenía que ser más riguroso en la oración, en la mezquita, y le quería presentar a otros amigos para ir juntos a la mezquita de la M-30.

TESTIGO S 20-04-W-18 Amer Azizi

Este testigo cuenta que ya en 2002 Moutaz, Serhane y Maymouni tenían cuidado de no hablar de ciertos asuntos por teléfono, al creer que los tenían intervenidos. Mouhannad y Moutaz hablaban desde teléfonos públicos. El testigo, además, reconoce claramente una grabación de Osama Bin laden encontrada entre los restos de la casa de Leganés. Dice que la voz le resulta muy familiar, ya que Moutaz, en un ordenador portátil que siempre lleva consigo, tiene diversas alocuciones de esa persona. A menudo, pasada la una de la madrugada, Moutaz se conectaba con otras personas a través del portátil. También reconoce una canción que aparece en un vídeo sobre entrenamiento militar, ya que Mouhannad la llevaba en una cinta en el coche.

Esta persona asegura que Amer Azizi, el hombre de la organización terrorista Al Qaeda en España, se escapó de España cuando iba a ser detenido y se marchó a Afganistán. El declarante no conoció a Azizi, pero esto se lo contó la mujer de Maymouni, quien añadió que antes de huir estuvo cuatro meses escondido en España. Según este relato, Azizi "salió de España delante de la policía, vestido de mujer, con el pasaporte de Mouhannad Almallah, con un cambio de fotografía", según se recoge en el auto de procesamiento. Este declarante habla de la estrecha relación entre Azizi, Mouhannad y Serhane. Los tres se comunicaban a través de correo electrónico. Un día, de madrugada, Azizi le mandó un correo electrónico a Moutaz, y este llamó a Mouhannad, que estaba durmiendo, para que viera el mensaje.

Después aparece uno de los personajes más conocidos de la trama. En octubre de 2003 el declarante conoció a Jamal Ahmidan, El Chino, acompañado por Mouhannad. Desde octubre de 2003 hasta la fiesta del Ramadán, cuando se marchó a Marruecos, el testigo asegura que todas las tardes, entre las 17.00 y las 21.30, se reunían en la terraza de la mezquita de la M-30 Serhane, Mouhannad y a veces Jamal Ahmidan. Antes de octubre estas reuniones también se celebraban, pero no duraban más de una hora y media.

Según la declaración de este testigo, el nombre del grupo era otro. Se llamaban unos a otros ekwan mouslimin, o hermanos musulmanes. Entre ellos se llamaban hermanos.

Este testigo cuenta varias reuniones en el local de la calle Virgen del Coro. Detalla cuatro reuniones a las que se va sumando gente, con Maymouni, Basel, Serhane y Moutaz como elementos fijos, más dos hermanos a los que no puede identificar. En aquellas reuniones, cuando se referían a Osama bin Laden o lo llamaban por su nombre, sino que se referían a él como el emir (el jefe). No estuvo en las reuniones, pero le decían que hablaban de cometer algún atentado, incluso precisaron que iban a cometer un atentado con un coche en las torres de Plaza de Castilla. La persona que esto declara asegura que el 12 de febrero de 2003 acudió a una comisaría de Policía y contó estos planes terroristas.

TESTIGO 11.304 Liderazgo de El Tunecino

En el sumario aparece una especial referencia a este testigo, cuyas declaraciones están contenidas en el juzgado número 5 de la Audiencia Nacional y se remontan al año 2002. El testigo reconoce a todo el grueso del grupo que preparó y ejecutó los atentados, incluido Rabei Osman, El Egipcio. El 22 de octubre de 2002 ya relata una reunión en la que está presente Serhane, El Tunecino. En ella se habla de la yihad, de la que se dice que es un deber de todo musulmán. También se dice que la "campaña actual" se está enfocando hacia los centros de diversión nocturnos frecuentados por los no creyentes en suelo musulmán. Existía unanimidad entre los asistentes en que llevar a cabo la yihad era un deber de todo musulmán. En esa reunión, en la que ya había 11 personas, una persona llamada Mustapha le pregunta, como religioso, si hay motivos para la yihad en ese momento, y el declarante le contesta que un solo palmo de terreno musulmán invadido por los infieles ya obliga a la yihad.

Las declaraciones se suceden a lo largo de 2003. Ya en octubre de 2004, seis meses después de los atentados del 11-M, reitera ante el juez algunas de sus declaraciones. Desde que comenzó su colaboración con la policía en 2001, había contado que había grupos con ideología que querían hacer la yihad; que estos grupos se reunían para captar a personas y enviarlas a Afganistán y otros lugares; finalmente, que algunas de esas personas llegaron a decir que no era preciso viajar a Afganistán y Chechenia para hacer la yihad, sino que se podía hacer en el propio país donde se residía.

En la declaración de este testigo, ya se menciona la atracción Serhane ejercía como líder intelectual de este grupo. En las reuniones empezaba hablando de la yihad Mustapha Maymouni. Pero en segundo lugar hablaba Serhane, "quien lo hacía con mucha seriedad y transmitía la emoción y el entusiasmo, hasta el punto de que podía hacerte llorar de emoción. Solía hablar de las mujeres que en los tiempos del profeta habían hecho la yihad, y les incitaba en el sentido de decirles que si esto lo habían hecho mujeres, qué tipo de hombres se consideraban si no hacían al menos lo mismo".

En sus alocuciones, Serhane no escatimaba ataques tampoco a los gobiernos musulmanes. "Seguidamente hablaba con mucha rabia y fuerza" sobre "Argelia, Túnez y Marruecos, que estaban gobernados por gobernantes incrédulos". Según decía Serhane, "no había diferencia entre éstos y los incrédulos cristianos y judíos".

La mezquita de la M-30, una de las que frecuentaban los miembros de la célula islamista.
La mezquita de la M-30, una de las que frecuentaban los miembros de la célula islamista.ULY MARTÍN
Amer Azizi, el hombre de Al Qaeda en Europa. A la derecha, Serhane ben Abdelmajid, <i>El Tunecino.</i>
Amer Azizi, el hombre de Al Qaeda en Europa. A la derecha, Serhane ben Abdelmajid, El Tunecino.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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