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Reportaje:TECNOLOGÍA

¡Feliz cumpleaños!, con copia

Antes de que la abuela apague las velas, verá su foto. Y antes del divorcio exprés, las de la boda. ¡Atención, mirad aquí, sonreíd...! Clic. La fotografía ya está. La cámara es digital, y gracias a su pantalla de cristal líquido a todo color, la cámara va pasando de mano en mano mirando una imagen de un segundo antes. Sin embargo, ninguno se la puede llevar a casa. El avance tecnológico no es completo. Ya que la ven, que se la lleven impresa. Dicho y hecho, gracias a una impresora portátil, cada minuto escupe una copia en color, de alta calidad y en tamaño postal (10 por 15 centímetros). Y sin necesidad de ordenador.

Todo gracias a uno de estos aparatos tecnológicos que entran por los ojos, que son un capricho, casi un juguete. Destinados más para el ocio que para el trabajo. Es la impresora portátil para fotografías digitales. Ocupa lo que una caja de puros. No hace falta conectarla al ordenador. Se entiende directamente con la cámara, ya sea con cable (USB), o sin ellos gracias a una red inalámbrica wi-fi, o tipo bluetooth. Ni siquiera eso, la mayoría de las impresoras lleva incluido un lector de tarjetas de memoria. De esta forma se pueden ir imprimiendo fotografías mientras se sigue utilizando la cámara con otra memoria.

Una cámara digital escupe cada minuto una copia en color, de alta calidad y en tamaño postal (10 por 15 centímetros), gracias a una impresora portátil. Sin necesidad de ordenador

Estas impresoras portátiles vienen también preparadas para reproducir imágenes tomadas con un teléfono móvil. Probablemente las podrá imprimir vía bluetooth sin mayor dificultad.

El capricho de la impresora portátil sale más caro (cuesta unos 200 euros) que una impresora de sobremesa, pero también su manejo es más simple. Sólo sirven para imprimir fotografías. Utilizan únicamente papel fotográfico de un solo tamaño (alguna admite dos tamaños sólo para panorámicas), no vale intentarlo con otro tipo de papel porque los resultados serían nefastos y además podrían dañar los inyectores de tinta. También son más ligeras. Según el modelo, apenas superan entre uno y los dos kilos. Las hay que llevan una batería autónoma recargable para prescindir totalmente de los cables.

Los últimos modelos incluyen una pantalla en color para ver previamente las imágenes y elegir las que se quieran imprimir. Incluso permiten algún tipo de ajuste, como mejorar los colores, imprimir sin márgenes, imprimir una copia índice -una especie de tira de contacto de todas las fotografías- o varias fotos carné en una hoja.

El punto crítico es el coste de cada fotografía impresa. La mayoría de las marcas han optado por ofrecer un paquete de promoción de 100 o más hojas junto con los consumibles (las tintas), necesarios para que queden igual de bien impresas desde la primera hasta la última, a unos precios de ganga. Un ejemplo, 135 hojas más la tinta cuestan 39 euros, o, lo que es lo mismo, cada fotografía de 10 por 15 centímetros cuesta 0,29 euros. Un precio equivalente al que cobra cualquier laboratorio profesional. Con la misma calidad, pero más rápido. La abuela y los novios nos lo agradecerán.

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