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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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No parece tan grande

El Q7 mide 5,08 metros de largo, un tamaño excesivo para las calles y garajes medios europeos, pero desde dentro no parece tan grande y en carretera es manejable y no resulta pesado. Además, Audi ofrece soluciones muy prácticas en ciudad, unas de serie, como el cambio automático o los retrovisores eléctricos plegables, y otras opcionales y caras, pero recomendables, como la cámara trasera para aparcar (1.530 euros).

Mecánica equilibrada

La versión turbodiésel del Q7 monta el motor 3.0 V6 de 233 CV con un cambio automático secuencial Tiptronic de seis marchas adaptado para la conducción 4×4. Se puede accionar manualmente con la palanca o desde el volante (opción gratuita), e incluye dos programas, normal y sport, que estiran más o menos las velocidades según la conducción. El rendimiento del conjunto es consistente, mueve bien el elevado peso del coche (2.295 kilos) y ofrece un funcionamiento tan suave y armonioso como el de una berlina de lujo. Así, responde con elasticidad desde bajo régimen, empuja siempre con fuerza y no acusa mucho la carga. Permite viajar a punta de gas sin apurar las marchas y con una sonoridad tan baja que apenas se nota que es un diésel.

Los consumos, en cambio, acusan el peso: gasta 12 litros en conducción suave y sube a 14 en ciudad y cuando se exprime el motor.

Tracción Quattro permanente

La tracción Quattro del Q7 es permanente y equipa un diferencial central que transmite el 40% de la potencia al eje delantero y el 60% al trasero, aunque varía el reparto si se necesita: pisos deslizantes, campo... Incluye un bloqueo electrónico que frena la rueda que se queda sin tracción para no perder potencia, pero lo mejor es que funciona con gran suavidad en asfalto, y aunque el coche no está pensado para una conducción 4×4 radical, se defiende en el campo y permite circular por pistas de tierra sin poner en riesgo la mecánica.

La suspensión de serie es convencional y ofrece un comportamiento noble y seguro en todos los trazados. Circula con un aplomo y solidez notables, filtra aceptablemente los baches y no balancea mucho en zonas muy viradas. Destaca la precisión de la dirección y sorprende por su agilidad, porque se conduce como un coche mucho más pequeño. Pero el comportamiento, el confort y los recursos en conducción 4×4 mejoran con la suspensión neumática opcional (3.120 euros), que permite regular manual o automáticamente la altura al suelo y la dureza según cada situación. En la posición más baja -16,5 centímetros- mejoran las prestaciones y consumos en autopista, y se puede elevar hasta 24 para superar obstáculos o vadear corrientes en el campo.

El equipo de seguridad del Q7 es muy completo, con unos frenos que paran el peso con potencia y un avanzado ESP con dos programas, asfalto y conducción 4×4, que se seleccionan con un botón y actúan muy bien.

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