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Última protesta antes de las vacaciones escolares

Hoy se reúnen los sindicatos y las organizaciones de estudiantes que forman el frente anti-CPE para decidir cuál será la continuidad del movimiento de protesta. El jueves comienzan las vacaciones escolares. La movilización parece condenada a detenerse, al menos durante un tiempo. Los líderes sindicales eran conscientes ayer de que se abría un nuevo capítulo y que la de ayer era probablemente la última manifestación. Insistían en que la retirada del CPE era una condición previa, pero todos se disponían a negociar.

"Si hay una oportunidad de convencer a los parlamentarios de la UMP de que están en un error, les pediremos la retirada del contrato, pero no negociaremos ningún cambio", decía Bernard Thibault, secretario general del primer sindicato de Francia, la CGT. "El Gobierno y los políticos están empezando a ceder", matizaba François Chérque, líder de la CFDT, el segundo del país y el más reformista, y ponía como condición para dialogar la garantía del Ejecutivo de que el CPE no se aplicará "nunca". La discusión parlamentaria que revise o triture la ley de Dominique de Villepin no puede tener lugar, como mínimo, hasta la primera semana de mayo, lo que otorga un mes de plazo a los actores del conflicto para consensuar una fórmula que cierre la crisis.

"Éxito extraordinario"

Bruno Julliard, presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF), cercano al Partido Socialista (PS), calificaba la jornada de "éxito extraordinario". Pero en el campo de los estudiantes la situación no parece tan clara. Junto a un segmento claramente politizado y movilizado, que puede alargar las protestas más allá de lo que los sindicatos y el Gobierno pacten, en las universidades hay una clara sensación de pánico con vistas a los exámenes y la posibilidad de perder un curso. Y más allá, empieza a calar el temor a que esta promoción quede marcada en negativo cuando pretenda acceder a becas o entrar en el mercado laboral, debido al deterioro de la valoración de sus títulos. Unas 60 universidades seguían ayer bloqueadas y sólo 24 funcionan normalmente, según el Ministerio de Educación.

Cientos de institutos seguían también bloqueados. Responsables de estos centros mostraban ayer su preocupación por el absentismo "masivo y multiforme" que se ha instalado entre los estudiantes. Una profesora del liceo polivalente Dorian, de París, explicaba: "Nuestro centro hoy está vacío, pero cada día, desde hace tres semanas, dos tercios de los alumnos no vienen a clase". La demanda de clases particulares para superar el curso va en aumento, lo que, en opinión de los profesores, deja claro quiénes serán los perdedores de este conflicto, "los que tienen menos posibilidades de pagarse un profesor, los más pobres".

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