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Reportaje:

El desmantelamiento alemán

Angela Merkel excluye la 'desconexión nuclear' del debate energético

El Gobierno alemán debatirá mañana lunes, 3 de abril, con 30 representantes de la industria y la política, en una esperada cumbre de la energía, el plan energético que seguirá Alemania en los próximos diez a quince años. La canciller, Angela Merkel, ha querido desde el comienzo de la preparación de esta cumbre energética, dejar fuera de debate el desmantelamiento de las centrales nucleares acordado con la industria por el anterior Gobierno de socialdemócratas y verdes en junio de 2000. El citado plan preveía que las 19 centrales nucleares se vayan desconectando paulatinamente de la red eléctrica hasta el año 2021. Dos de ellas, las centrales nucleares de Stade y Obrigheim, ya se han desconectado en los últimos dos años.

La industria espera gastos adicionales de 60 millones de euros anuales en su factura energética si sigue vigente el apagón nuclear

Aunque el Gobierno actual, formado por los dos partidos mayoritarios en el Bundestag -socialdemócratas y democristianos-, acordó en su negociación para la coalición de Gobierno no tocar el desmantelamiento nuclear, cada vez son más las voces que piden el "desmantelamiento del desmantelamiento". O sea, dar marcha atrás al acuerdo logrado por socialdemócratas y verdes, que más del 70% de las empresas no considera justificado.

Los altos precios de la electricidad y el gas en Alemania, que superan la media europea, impulsan a la industria, la principal consumidora de energía, a pedir un regreso a la barata energía nuclear.

Falta de competencia

La industria espera gastos adicionales de 60 millones de euros anuales si se sigue adelante con el apagón nuclear. La crisis del gas entre Rusia y Ucrania hizo saltar definitivamente las alarmas sobre la seguridad futura del suministro y provocó una oleada de defensores de la energía atómica.

Los críticos del plan de desmantelamiento advierten de que la factura de la luz se seguirá encareciendo si Alemania pasa a suministrarse aún más -hasta 2020 deberá por ley alcanzar el 20%- con energías renovables. Éstas reciben subvenciones estatales anuales que en 2004 ascendieron a 2.300 millones de euros. Por su parte, los productores de energías limpias reclaman apoyo del Gobierno y prometen inversiones de 200.000 millones hasta 2020.

Pero el elevadísimo importe actual del recibo de la luz se debe sobre todo a la práctica falta de competencia en el mercado de la energía eléctrica. Aunque en teoría el mercado es libre desde 1998, las grandes compañías ponen trabas a las más pequeñas y recién llegadas, sin que el organismo de supervisión creado el verano pasado parezca capaz de evitarlo.

Las eléctricas quieren un alargamiento de la vida de las centrales a 60 años. Junto a la industria y los proveedores, cada vez más políticos democristianos quieren revisar el acuerdo de 2000, entre ellos, el ministro de Economía, Michael Glos.

En estas condiciones, cada vez es más obvio que a Merkel le será imposible evitar que se cuestione el apagón nuclear en la cumbre de mañana.

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