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Reportaje:

Una 'zodiac' para toda una frontera

Mauritania sólo tiene una lancha neumática para vigilar los 600 kilómetros del río Senegal, principal zona de entrada de inmigrantes

Mauritania sólo dispone de una zodiac para patrullar los 600 kilómetros de río que marcan su frontera con Senegal. Ese cauce es ahora el principal punto de entrada de inmigrantes subsaharianos en el país. La penuria de medios de control es similar en la costa atlántica, donde las autoridades sólo cuentan con un viejo barco de guerra, dos decrépitas de patrulleras de vigilancia pesquera, seis lanchas neumáticas y dos cayucos para controlar 700 kilómetros de costa atlántica. El Gobierno español ha decidido ayudarles a crear un embrión de servicio marítimo.

La lancha neumática del río Senegal sólo puede ser una presencia testimonial en una frontera por la que miles de personas entran diariamente en Mauritania. Ciudadanos de Gambia, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Burkina Faso, Ghana, Malí y, sobre todo, de Senegal cruzan cada día el cauce en un viejo ferry, en piraguas o, simplemente, a nado. Su estancia en el país es legal, porque Mauritania tiene tratados de libre circulación con 16 Estados subsaharianos.

Hasta hace sólo unos meses, esa avalancha de gente ascendía por el país para tratar de entrar en el Sáhara Occidental y en Marruecos; desde esos lugares, trataba de alcanzar las costas andaluzas y canarias. Pero desde que las autoridades de Rabat cerraron las fronteras a los inmigrantes clandestinos, éstos buscan una salida al mar en Mauritania. Y Mauritania carece de medios para controlar sus aguas. La Marina posee dos buques de guerra. Son un regalo de China, cuyos mecánicos se ocupan de mantenerlos a punto. Pero su pericia no logra hacer navegar uno de ellos, que se oxida desde hace meses en el puerto de Nuadibú.

Junto a él están amarradas las dos patrulleras con que cuenta la Gendarmería. Están atracadas en paralelo, y es imposible decir cuál de ellas presenta peor aspecto. No parece probable que se recuperen. Los agentes se apañan como pueden con cuatro lanchas neumáticas, cuya escasa autonomía les impide alejarse mucho de la costa. También cuentan con dos cayucos, similares a los que llegan cargados de inmigrantes a Canarias. Uno de esos cayucos se halla en Nuakchot; es toda la fuerza naval que controla el puerto de la capital. El otro actúa en la zona de Nuadibú, donde también han sido destinadas dos patrulleras y seis lanchas de vigilancia pesquera.

La precariedad de medios no ha hecho desistir, sin embargo, a las autoridades en su lucha contra la inmigración irregular. Los agentes centran su trabajo en tierra, donde casi cada día logran abortar la salida de alguna embarcación de inmigrantes. El jueves detuvieron a 25 de ellos. Les intervinieron la lancha, los bidones de combustible y un GPS con la ruta trazada hasta Tenerife.

El Gobierno español está interesado en subsanar las carencias navales de Mauritania. "Estamos ayudándoles a crear un embrión de servicio marítimo", declaró el sábado a este periódico un alto cargo del Ministerio del Interior, de visita oficial en el país. Por eso le ha ofrecido cuatro patrulleras de la Guardia Civil (dos medias y dos ligeras), que prestan servicio actualmente en Pontevedra, Girona, Huelva y Castellón. Pero no podrá entregárselas hasta finales de junio. Antes, debe formar a las tripulaciones. En los próximos días, mandos del instituto armado comenzarán a impartir un curso de servicio marítimo a 25 gendarmes. Durante cuatro semanas les darán clases de mecánica en Madrid y de navegación en Algeciras.

España también ha adelantado varios meses el proyecto Atlantis, que prevé patrullas marítimas conjuntas en las costas mauritanas. La segunda quincena de abril llegará al puerto de Nuadibú una patrullera de la Guardia Civil con esa misión. La mitad de su tripulación será mauritana. Además, el Ministerio del Interior tiene previsto presentar a la Unión Europea en los próximos días el proyecto Sea Horse Network. Se trata de una red informática en la que estarán integradas España, Marruecos, Mauritania, Senegal y Cabo Verde para intercambiar información sobre inmigración clandestina en tiempo real. El centro de control se ubicará en Canarias.

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