La Biblioteca Nacional expone un centenar de grabados de Rembrandt

Una lupa para seguir las rayas marcadas y estampadas por Rembrandt (1606-1669) en su trabajo como grabador acompaña el montaje de 142 grabados del pintor holandés que forman la exposición Rembrandt. La luz de la sombra, abierta hasta el 11 de junio en la Biblioteca Nacional.

Las bibliotecas nacionales de Francia y España se han unido para celebrar el cuarto centenario del nacimiento del artista considerado el mejor grabador de todos los tiempos y un contemporáneo. La muestra, por iniciativa de la Fundación Caixa Catalunya y la Biblioteca Nacional de España, ya se ha visto en Barcelona y en octubre visitará París.

El montaje, diseñado por Lluis Pera, presenta las estampas de Rembrandt (110 proceden de París y 32 de Madrid) en un orden temático, con los autorretratos y retratos de familia, los temas bíblicos, los paisajes, los santos, el desnudo, las escenas de caza y animales y los retratos.

Además de la lupa, el visitante puede utilizar las audioguías para recibir explicaciones sobre las piezas más singulares y detenerse en los conjuntos de fotografías ampliadas que analizan las distintas pruebas de estado que realiza el artista en la ejecución de las obras. Al final del recorrido, puede consultar libros y catálogos -algunos con comparaciones con Goya y Picasso- junto a definiciones de términos utilizados en el grabado, como aguafuerte, buril, contraprueba, estado y punta seca.

"Rembrandt graba y pinta como los demás artistas de su época, pero lo hace de una manera personal. Sus grabados se distinguen porque están llenos de humanidad, intensidad y emoción", declara Elena Santiago, comisaria de la exposición junto con Gisèle Lambert, que en el catálogo analizan el proceso de la obra de Rembrandt y cada pieza en particular a través de las fichas. Santiago pone el ejemplo de los temas bíblicos. "Son escenas muy humanas, en donde aparece una Virgen que sufre, un Cristo frágil, no como el poderoso de Rubens".

Proceso de creación

Las secuencias ampliadas de las fotografías de los grabados permite seguir los distintos estados de la composición y sus técnicas, ya que Rembrandt dibujaba directamente sobre el barniz que cubría las planchas de cobre con una punta de grabar.

En el proceso de creación se incorpora la mordida del aguafuerte para fijar la imagen, que después completaba con la punta seca y el buril. Con las planchas entintadas, las estampaba sobre papeles de distinta calidad.

La evolución del rostro de Rembrandt se puede seguir en los diferentes autorretratos que aparecen en la primera parte de la exposición, estudios de expresión que después utiliza en los cuadros, según Elena Santiago. Las grandes series se exponen con las pruebas de estado para comprobar los cambios en las composiciones, como ocurre con Las tres cruces, La pasión de Cristo, Los tres árboles o Retrato de Clement de Jonghe.

"Cada persona se puede acercar a una estampa de una manera diferente, según lo que busque en ella. A veces lo que más nos interesa es el tema que representa y los diversos elementos que componen la imagen; otras veces admiramos la sabiduría de la composición o el juego de las luces y las sombras, del blanco y el negro o de las gradaciones tonales, o bien intentamos identificar la técnica que ha utilizado. Al mirar atentamente las estampas de Rembrandt nos damos cuenta de que cada uno de estos elementos y todos juntos han originado una obra maestra", señala Elena Santiago.

Rembrandt. La luz de la sombra. Biblioteca Nacional. Paseo de Recoletos, 20. Hasta el 11 de junio. Martes a sábado, de 10.00 a 21.00. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Entrada gratuita. www.bne.es