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Reportaje:Elecciones en Italia

'El caimán' entra en campaña

El cineasta Nanni Moretti estrena hoy un alegato feroz y pesimista contra Berlusconi

Enric González

Nanni Moretti, cineasta y agitador político, añade desde hoy un nuevo elemento de debate, y de tensión, a la campaña electoral italiana. En 380 salas de todo el país se estrena esta noche su película El caimán, un drama familiar envuelto en comedia que concluye con un alegato pesimista y feroz contra Silvio Berlusconi. El centro-izquierda teme que la obra de Moretti acentúe la crispación y favorezca de forma indirecta a Il Cavaliere. El centro-derecha berlusconiano habla de "incitación al asesinato" del presidente del Gobierno en funciones.

En otros países, una película sería solamente una película, aunque se estrenara con exagerados honores de obra maestra y fuera esperada con devoción en el Festival de Cannes. En Italia, El caimán constituirá un elemento de propaganda para ambas coaliciones. Romano Prodi ha dicho que confía en que el filme no se convierta en un boomerang y, como los documentales de Michael Moore en EE UU, acabe beneficiando al objeto de denuncia, en este caso Berlusconi. El ministro de Bienes Culturales, Rocco Buttiglione, lamentó a su vez la aparición de "obras que incitan al asesinato" y pidió que cesara "la campaña de demonización" contra su jefe político.

El centro-derecha lamenta la aparición de "obras que incitan al asesinato"

Nanni Moretti es un tótem del antiberlusconismo y, hasta cierto punto, un azote para los dirigentes del centro-izquierda. El grito que una vez le lanzó a Massimo d?Alema, "¡Di algo de izquierdas!", se convirtió en lema de los militantes de base y sigue persiguiendo al presidente de los Demócratas de Izquierda (ex PCI). Su nueva película carece de los rasgos típicos del cine de denuncia, hasta el tramo final. Arranca como una comedia sobre un productor cinematográfico desgraciado, arruinado e incompetente, en cuyo currículo figuran largometrajes titulados Maciste contra Freud y Mocasines asesinos, se enmaraña con la separación matrimonial y los problemas personales del productor y desemboca allí donde espera el público: el cineasta infeliz y apolítico empeña todo lo que tiene para realizar un cortometraje contra Silvio Berlusconi.

El Berlusconi del corto, interpretado por Moretti con toda la antipatía y arrogancia de que es capaz (mucha), resulta condenado a prisión e inhabilitado para el ejercicio de cargos públicos. Pero queda libre y fomenta una rebelión ciudadana contra los jueces. La escena final, llena de hogueras, parece sugerir el inicio de una guerra civil. "Los italianos sólo habláis de televisión y de Berlusconi", dice uno de los personajes de El caimán. "Aunque Berlusconi pierda las elecciones, ya ha ganado", dice otro.

Poco después de concluir la proyección del filme para la crítica, Silvio Berlusconi ofreció una conferencia de prensa en la sede de la Presidencia del Gobierno. No habló de El caimán, salvo para asegurar que no pensaba verla. Pero el encadenamiento temporal entre el Berlusconi del celuloide y el Berlusconi de la realidad provocó un extraño efecto, como si el sueño y la vigilia se fundieran. El Berlusconi real se quejó de que ningún periódico prestaba atención a las extraordinarias realizaciones de su Gobierno. "He trabajado hasta las cinco de la mañana, cosa que sucede prácticamente todas las semanas desde hace cinco años: este es un trabajo del que los italianos no son conscientes, pero es necesario para que avance la empresa Italia". Il Cavaliere aclaró que ningún otro Gobierno anterior se había esforzado de ese modo, y que por esa razón se veía obligado a cargar con "tantísimos problemas heredados del pasado".

Las encuestas aparecidas ayer reflejaron que la crispación fomentada por Il Cavaliere no ofrecía, de momento, resultados positivos para el centro-derecha. Una, del diario La Repubblica, otorgaba cinco puntos de ventaja al centro-izquierda. La segunda, de SkyNews, estimaba una diferencia menor, 48% para Berlusconi y 51,5% para Prodi.

Otro elemento contribuyó a dotar la campaña de atributos oníricos: los zapatos. Tras la trifulca entre Berlusconi y Diego della Valle, fabricante de los zapatos Tod?s, en la asamblea de la patronal Confindustria, los mocasines se han convertido en una insignia política. El centro-derecha ha renunciado a calzarse con Tod?s. En el centro-izquierda, en cambio, todo el mundo ha sacado del armario sus Tod?s para lucirlos como un emblema.

El actor y director Nanni Moretti, en una escena de su película <i>El caimán.</i>
El actor y director Nanni Moretti, en una escena de su película El caimán.EFE

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