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El fiscal rebaja la petición de penas al ex alcalde de Salteras

La Fiscalía de Sevilla presentó ayer, en la última jornada del juicio oral contra el ex alcalde de Salteras (Sevilla), Carlos González-Eiris, un escrito de petición de condena alternativo en el que retira el delito de agresión sexual continuada contra su esposa, del que le venía acusando. Igualmente rebajó la indemnización que solicitaba para la mujer, Rosa Carmona, de 6.000 a 3.000 euros. El Ministerio Público considera en ese estrito que ha existido en la vista oral una "debilitación en los relatos" referidos a las supuestas "violaciones" que sufrió la esposa del ex alcalde en los últimos años y ofreció las dos calificaciones al tribunal para que este decida.

Al término de la toma de declaración de los últimos testigos y peritos citados para el caso, el fiscal dijo al Tribunal que aportaba dos posibles vías, o elevar a definitivo su escrito de acusación provisional -en el que pedía 11 años y medio de prisión para González-Eiris por un delito de maltrato habitual y otro de agresión sexual-, o presentar una fórmula alternativa por la que suprimiría este último delito y con ello la petición de 10 años de prisión por el mismo.

Por su parte, la acusación particular mantuvo que durante la relación conyugal González-Eiris cometió contra su esposa los delitos de agresión sexual continuada, amenazas, lesiones psicológicas y violencia y pidió a los jueces que impongan al ex alcalde una pena de 18 años de cárcel. La defensa solicitó la libre absolución argumentando que todo lo actuado "era mentira".

Carlos González-Eiris volvió a proclamar su inocencia, minutos antes de que el presidente del tribunal declarara el juicio visto para sentencia.

Declaración del hijo mayor

Pablo González, el hijo mayor de la pareja, prestó declaración como testigo por la mañana y manifestó que su padre nunca "cogió a mi madre del cuello" y nunca le pegó "ni la arrinconó ni la ridiculizó". "Mi madre insultaba y ridiculizaba a mi padre", dijo Pablo ante el tribunal. El joven, que tiene 22 años y vive con su padre desde que el matrimonio se separó, aseguró que ni vio ni escuchó nunca "ni maltrato ni violación" cometido por su padre hacia su madre.

Los psiquiatras, psicólogos y el forense que testificaron explicaron que Rosa Carmona no sufría ninguna patología y ninguno de ellos apreció que fabulara o simulara los malos tratos y las vivencias que les contaba. "Observé gran normalidad" en la paciente, dijo Alfonso Galnares, el psiquiatra que le dio el alta de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde supuestamente la ingresó el acusado en contra de su voluntad.

María Dolores Muñoz, una psicóloga que la examinó en los meses posteriores a su separación, señaló que Carmona le relató con detalle una agresión sexual que no quiso precisar en el juicio para guardar el secreto profesional. Secreto profesional al que también se acogió Rosa Jiménez, otra psicóloga.

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