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Los clubes exigen 860,4 millones a la FIFA por ceder a sus jugadores

El G-14 quiere llevar el 'caso Charleroi' al Tribunal de Justicia de Luxemburgo

El G-14, el grupo que integra los 18 clubes de fútbol más poderosos de Europa, reclamó ayer 860,4 millones de euros a la FIFA por la cesión gratuita de sus jugadores internacionales en los 10 últimos años y no recibir compensación si acaban lesionados. La petición se presentó en el Tribunal de Comercio de Charleroi, que juzga la demanda del club belga de dicha ciudad contra la FIFA, a la que exige una indemnización de 620.000 euros por su jugador marroquí Majid Oulmers, lesionado en un partido amistoso. El G-14 quiere llevar este caso al Tribunal europeo de Justicia.

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Guerra comercial y lucha por el poder

La FIFA y el G-14 se vieron ayer por fin las caras ante el tribunal de Comercio de Charleroi, una modesta instancia habitualmente dedicada a tratar impagados o quiebras. En juego están miles de millones y un nuevo orden en el fútbol mundial y así lo hizo notar la defensa de la FIFA cuando subrayó que junto a ella estaban representadas cinco de las seis asociaciones continentales de fútbol y 48 federaciones nacionales. "Represento al mundo del fútbol", anunció el abogado Christophe Ronse al tribunal.

La vista tiene su origen en la lesión de Oulmers, un centrocampista del Charleroi que sufrió una grave lesión en un partido amistoso entre Marruecos y Burkina Faso en noviembre de 2004. El jugador estuvo ocho meses de baja sin que la FIFA ni nadie atendiera las reclamaciones del club belga. El Charleroi considera que la baja de su jugador influyó para que no lograra una clasificación que le permitiera jugar la Copa de la UEFA y evaluó los perjuicios en 620.000 euros.

El G-14, cuyo director general es Thomas Kurth, se personó en la causa porque sus jugadores forman el grueso de las selecciones que disputan los torneos de la FIFA y están sometidos a los mismos azares que Oulmers. Jean-Louis Dupont, abogado del G-14, que hace diez años defendió al jugador Jean-Marc Bosman en el caso que cambió el mundo del fútbol, reclamó ayer a la FIFA 860,4 millones de euros como compensación por los daños a los clubes (sueldos abonados y jugadores lesionados) en el pasado decenio.

Mientras el Charleroi sólo reclama la liquidación de los perjuicios sufridos por Oulmers, el G-14 considera que el caso trasciende la dimensión belga y debe ser analizado a escala europea por el Tribunal de Justicia de Luxemburgo. Los clubes más poderosos mantienen que, en contra de lo que declara, la FIFA es una organización con ánimo de lucro, de mucho lucro. "El Mundial de 2006 va a generar unos 2.500 millones de euros", declaró Dupont ante el tribunal, "de los que ni uno llegará a los clubes que proporcionan el ingrediente indispensable para este espectáculo planetario: los jugadores".

Dupont y el G-14 sostienen que las prácticas y reglamentos de la FIFA que obligan a ceder jugadores de forma gratuita y prohíben la reclamación de indemnizaciones en caso de lesiones atentan contra diversos artículos del Tratado de la Unión Europea: el 81, que prohíbe los acuerdos entre empresas que limiten la competencia; el 82, que se opone al abuso de la posición dominante; el 39, que fija la libre circulación de trabajadores, y el 49, que garantiza la libre prestación de servicios. Este cúmulo de potenciales violaciones supera, según el G-14, las atribuciones del Tribunal de Comercio de Charleroi y por ello Dupont pidió que la sala se inhiba en favor del Tribunal de Luxemburgo porque los artículos en cuestión son de aplicación en toda la UE.

La FIFA respondió con argumentos que sonaban a hueco. A las multimillonarias cifras de negocio esgrimidas triunfalmente por su presidente, el suizo Joseph Blatter, en diversos foros y exhibidas por el G-14 como prueba de que la FIFA no es la asociación sin ánimo de lucro que pretende, respondió su abogado principal, Christopher Ronse, reiterando que "el objetivo de la FIFA es proteger, promover y organizar el fútbol a escala mundial. Es un motivo ideológico, no comercial". Según él, "la organización del Mundial es una actividad accesoria que le permite generar los recursos para cumplir sus objetivos ideológicos".

La FIFA intentó tomar distancias con respecto a la reclamación del Charleroi argumentando que, si bien los clubes no tienen derecho a reclamar compensaciones por los jugadores que se ven obligados a prestar, "nada impide que las federaciones nacionales los puedan remunerar". Con respecto a la pretensión del G-14 de que el caso Oulmers sea elevado al Tribunal de Luxemburgo, el abogado de la Federación Internacional subrayó que "el juez natural de la FIFA y de la UEFA

es el abogado suizo y, por lo tanto, este tribunal debe declararse incompetente". Además, "si se trata de invalidar el estatuto o el reglamento de una asociación suiza, sólo los tribunales suizos son competentes".

El juez presidente del tribunal, Jean-Philippe Lebeau, cerró la vista sin fijar fecha para sus pronunciamiento, que fuentes jurídicas esperan como muy tarde para dentro de 60 días.

Thomas Kurth (a la izquierda) y Jean-Louis Dupont.
Thomas Kurth (a la izquierda) y Jean-Louis Dupont.REUTERS

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