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Reportaje:JUSTICIA

La lucha de un español por la libertad

Manuel Planelles

El avión sobrevolaba el Atlántico.Francisco Villanueva daba vueltas en su asiento. Este cirujano sevillano no consiguió pegar ojo durante todo el trayecto. Madrid-Miami-La Paz-Santa Cruz de la Sierra, al sureste de Bolivia. Era el 4 de mayo de 2004. Francisco pensaba en su hijo Javier, de 27 años, que llevaba cuatro en América. No entendía cómo lo podía haber detenido la policía boliviana, cómo le acusaban de participar en un atentado contra una fiscal. Dos años después, un tribunal le ha absuelto por fin.

La sede de la Policía Técnica Judicial (PTJ) de Santa Cruz se parecía más a un patio de vecinos que a una comisaría. Francisco sólo tuvo tiempo de darse una ducha rápida en el hotel antes de llegar a la puerta verde de la PTJ. Presentó su documentación y le condujeron a una de las celdas, aunque tampoco se parecía a una celda (bien visto, aquello era un dormitorio desordenado de un piso de estudiantes).

Algunas televisiones dieron un vídeo en el que el español reconocía su participación. Javier juró a su padre que la cinta fue grabada bajo coacciones
Un comunicante anónimo pidió un buen fajo de dólares a cambio de un supuesto vídeo en el que se demostraba la inocencia de Javier

-Hijo, que sepas que voy a apoyarte en todo... pero dime la verdad: ¿tienes algo que ver en todo esto?

-No -respondió Javier con rotundidad.

Horas antes, Sevilla estaba en feria. Francisco se enteró a través de un amigo de que habían detenido a su hijo en Bolivia, donde regentaba un restaurante. Le acusaban de haber participado en el asesinato de la fiscal Mónica von Borries. Un coche bomba la mató el 28 de febrero de 2004. Algunas televisiones locales emitieron un vídeo en el que el español reconocía su participación en el atentado. Javier juró a su padre que la cinta fue grabada bajo coacciones. Que le habían torturado.

El sevillano se remangó y enseñó los hematomas de brazos, muñecas y piernas a su padre. Se los habían provocado los palos de sus interrogadores, según le aseguró. "Pensé que iban a matarme". La fiscalía boliviana mantiene que las heridas fueron fruto de la resistencia al arresto. El Defensor del Pueblo de Bolivia aseguró que Javier estuvo en paradero desconocido durante cuatro horas tras su detención.

Francisco salió de la PTJ convencido de la inocencia de su hijo. Y comenzó a montar la defensa de Javier. El cirujano buscó a algunos de los más prestigiosos letrados del país. Se ha gastado 250.000 euros en abogados. Ha viajado 13 veces a Bolivia. Depositó una fianza de 55.000 para lograr la libertad condicional de su hijo hace tres meses... "El dinero ya no importa", dijo, pero tuvo que tirar de hipotecas y amigos. "A mi padre le debo mi vida. Totalmente", ha dicho Javier.

Mientras Francisco comenzaba a preparar la defensa de su hijo, éste fue trasladado al penal de Palmasola (uno de los más peligrosos del país), donde ha estado recluido un año y siete meses. Y comenzaron las extrañas visitas al hotel donde se hospedaba el padre. Primero, un enorme mulato se ofreció como guardaespaldas. Luego, un comunicante anónimo pidió un buen fajo de dólares a cambio de un supuesto vídeo en el que se demostraba la inocencia de Javier...

Y una tarde apareció Timothy. Era agente de la DEA, la agencia antidroga estadounidense, que cuenta con un despliegue importante en Bolivia, uno de los principales países productores de cocaína del mundo. Timothy decía que estaba convencido de la culpabilidad de Javier. Incluso llegó a ofrecer un acuerdo: dos o tres años en una cárcel española a cambio de una confesión que inculpara a Marco Marino Diodato.

El italiano Diodato había ocupado un alto puesto dentro del Ejército boliviano. Sin embargo, fue condenado por narcotráfico. Consiguió escapar de la justicia cuando estaba ingresado en un hospital de Santa Cruz unas semanas antes del atentado. La DEA y la fiscalía le consideran el cerebro del asesinato de von Borries. Javier fue el encargado de colocar la bomba, según la acusación, por supuesto. Y Diodato la accionó a través de un móvil supuestamente.

Javier nunca ha negado su amistad con Diodato. "Lo que tenía con él era una relación de amistad. No creo que me deba arrepentir de eso. Además, ni yo, ni mis abogados, ni la población boliviana sabe realmente si él fue el responsable de la muerte de la fiscal, si está vivo o muerto...".

La vista oral del caso del asesinato de von Borries comenzó hace cinco semanas en el Tribunal Cuarto de Sentencia de Santa Cruz de la Sierra. El lunes, Javier fue absuelto por falta de pruebas. Terminaba la pesadilla. O casi.

Javier Villanueva, en su casa de La Paz, tras ser declarado inocente.
Javier Villanueva, en su casa de La Paz, tras ser declarado inocente.EFE

Año y medio preso sin pruebas

HASTA 30 AÑOS de cárcel pedía la fiscalía para Villanueva, al que acusa de colocar la bomba en el coche de Mónica von Borries. El fiscal Hugo Iquise ha sustentado sus acusaciones en la declaración de Ricardo Borba, un brasileño con antecedentes policiales que admitió en la vista oral, que comenzó hace seis semanas en Santa Cruz, su participación en el crimen, y señaló con el dedo a Javier y a Marco Marino Diodato, quien supuestamente accionó el artefacto con un móvil. En el juicio, el brasileño reconoció que llegó a un acuerdo con la Embajada de EE UU para que su hija lograse un visado a cambio de su declaración. Y situó así a Javier en el lugar del asesinato: "No le vi el rostro, pero lo reconocí por su forma de caminar".

La defensa de Javier presentó a numerosos testigos que lo situaban a la hora del atentado en otro lugar. "Hemos destrozado las pruebas de la fiscalía, que sólo tenía el testimonio de Borba y a partir de ahí montó un show", afirma el padre del sevillano. Borba ha sido condenado a 15 años de prisión. Javier ha sido absuelto por falta de pruebas.

Aún no está claro cuándo podrá regresar a España para "abrazar" a sus abuelos. La fiscalía ha anunciado que apelará ante la Corte Suprema de Justicia de Sucre, lo que supondría un año más de espera, según los cálculos de la familia. Javier no duda de que se ratificará el fallo que lo deja libre. Y se pregunta "cómo es posible que haya estado un año y medio preso si no existían pruebas".

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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