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Reportaje:

Suenan las alarmas en Sudán

Naciones Unidas advierte del deterioro de la situación de los desplazados por la violencia en la zona de Darfur

Francisco Peregil

Algunos analistas ya lo vienen advirtiendo desde hace meses: cuidado con Darfur. Cuidado porque aún palpita en la memoria el genocidio de Ruanda en 1994 y la matanza de 800.000 personas en lo que fue la limpieza étnica de una tribu contra otra. Desde hace sólo tres años en Darfur han muerto decenas de miles de personas (las cifras oscilan entre 100.000 y 200.000) y unos dos millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares, cosechas y estilo de vida, para refugiarse en los campos de la ayuda internacional.

Ahí siguen desde 2004 y cada día van llegando más desplazados. Cuidado porque aunque el Gobierno y los dos grupos armados rebeldes que se alzaron en 2003 firmaron un alto el fuego en abril de 2004 y desde entonces mantienen conversaciones de paz en Abuja (Nigeria), nadie respeta el acuerdo.

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Desde el año pasado patrullan por Darfur 7.000 soldados de la Unión Africana en calidad de observadores, pero la propia Unión Africana asume que no cuenta ni con medios ni efectivos suficientes para detener la violencia. En varias zonas de una región tan grande como España, dentro de un país cuatro veces mayor que la península Ibérica, hay áreas inmensas que los trabajadores humanitarios se han visto obligados a abandonar porque peligraban sus vidas. El presidente del país, Omar Bachir, se opone a la intervención de los cascos azules de la ONU y su ministro de Defensa, Abdel Rahim, acusó a principios de este mes a los periodistas extranjeros de haber "fabricado" el conflicto de Darfur y los comparó con terroristas antes de expulsarlos de la sala de prensa.

Gran parte de las ONG que trabajan en Darfur no quieren hablar demasiado por temor a que el Gobierno les dificulte su labor o por miedo a que las partes armadas emprendan represalias contra el personal nativo que trabaja con ellas. La última voz de alarma la ha emitido el enviado especial de la ONU en Sudán, Jan Pronk. "El panorama es desolador", advirtió. "Desde noviembre han muerto en enfrentamientos 400 personas sólo en la región de Gereida ".

"Hay gente que sigue llegando a los campos de desplazados al hilo de los enfrentamientos armados que se producen todas las semanas", señala el coordinador del campo de Abushouk, Hugo Fiz, miembro de Cruz Roja española. "La violencia no cesa. Uno de los últimos ataques se produjo hace tres semanas y los rebeldes hablaban de 200.000 desplazados. Pero es muy difícil verificar qué ha pasado".

La Unión Africana, organización compuesta por 53 países del continente, tiene sólo cuatro años de experiencia y éste ha sido su bautismo de fuego. Gran parte de su apoyo logístico y económico proviene de la Unión Europea. La Unión Africana sabe que lo que ocurra en Darfur puede repercutir en África por décadas, porque si fracasa nadie mirará de nuevo hacia ellos para solucionar otros conflictos. Pero también hay quien se adhiere a la visión que ilustra el general nigeriano Collins Ihakire: "Si alguien no tiene alas y no puede volar, a eso no se le puede llamar fracaso". Las alas, en este caso serían más aviones, más armas y al menos 20.000 soldados, y no 7.000, para proteger Darfur. Tampoco en calidad de observadores, como patrullan ahora los miembros de la organización africana, sino con la potestad de defender a la población.

Durante todo el proceso de la crisis, el Gobierno de Estados Unidos ha recibido críticas por no implicarse en la crisis de Darfur y también por querer implicarse. Hay quienes, como el columnista de The New York Times Nicholas D. Kristof, piden la intervención de la OTAN y hay quien ve en Estados Unidos un interés económico: Sudán tiene importantes reservas de petróleo en el sur del país y ya hay excavaciones en Darfur que auguran más yacimientos.

"Pero el conflicto de Darfur no se resolverá por el número de soldados que se desplieguen, sino por cómo se gestionen las conversaciones de paz de Abuja", indica una fuente diplomática europea. Y las conversaciones siguen estancadas. "A pesar de todo el panorama pesimista que se puede dibujar", indica la citada fuente, "Sudán se encuentra ahora en un momento de desarrollo que ni soñaba hace diez años. Una vez que se firmó la paz con los rebeldes del sur, en junio de 2005, Sudán se ha convertido en un lugar para invertir. Los chinos se han dado cuenta muy pronto y por eso están comprando la mitad de la producción diaria de petróleo. Ahora, hay sólo siete embajadas europeas aquí. Pero dentro de poco habrá más. Y una de ellas será la de España".

De momento, para la UE, Darfur es sólo un pozo sin fondo donde se echa el dinero de la ayuda internacional sin que cesen los ataques contra la población civil.

Milicianos sudaneses se manifiestan en Jartum contra el envío de tropas de la ONU a Darfur.
Milicianos sudaneses se manifiestan en Jartum contra el envío de tropas de la ONU a Darfur.EFE

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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