_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sueños de heroísmo político

Olivier Rolin (París, 1947) vivió una juventud entusiasta e impetuosa en las filas del maoísmo francés, y se convirtió en una figura notoria en los acontecimientos de Mayo del 68. En su primera novela, Phénomène futur (1983), intentó expresar esa experiencia, situando la acción en un país imaginario y en una época indefinida. El resultado fue una obra más reflexiva que narrativa, metafísica, ecléctica y muy pesimista. En sus obras posteriores sus intereses han derivado hacia asuntos más propios de la mitología literaria: la condición errática del escritor, la redención por la escritura, los territorios fundacionales de la memoria, la experiencia de los viajes. Periodista, crítico literario y editor, Rolin ha publicado casi una decena de libros y hoy está considerado uno de los escritores franceses más meritorios. Dueño de una prosa acerada, ágil y tumultuosa, ha encontrado el momento de volver a valorar aquella experiencia de radical militancia política, a través de una meditación sarcástica -por momentos arrítmica y descontrolada-, donde aquella aventura de "la última generación que ha tenido sueños de heroísmo" es sometida a una suerte de autopsia moral que deja ver tanto el ridículo -o el desinterés- que suscita en las nuevas generaciones como la burla que provoca en quienes, con un pasado de atolondrada rebelión contra el orden burgués, creían entonces "ver moviéndose en la oscuridad los grandes estandartes de la Historia".

TIGRE DE PAPEL

Olivier Rolin

Traducción de Alberto Conde

Mondadori. Barcelona, 2005

239 páginas. 17 euros

LA INVENCIÓN DEL MUNDO

Olivier Rolin

Traducción de Carlos Manzano

Reverso. Barcelona, 2005

567 páginas. 23,20 euros

Contada como una purga de la memoria, la novela es una larga perorata de Martin -trasunto del autor- a Marie, nacida en 1976, hija de su mejor amigo, muerto a principios de los ochenta. Embutidos en un coche al que llaman "nave Remember", mientras ven pasar las señales de tráfico y los letreros luminosos del Estado de bienestar, Martin va encadenando las andanzas, las acciones -en general más patéticas y risibles que efectivas-, la dimensión ética y el embrollo emocional y político -"el embrollo forma parte de la historia"- del grupo maoísta al que perteneció, retratando a cada uno de sus miembros, y describiendo su carácter burdamente exaltado, la estupidez y el sectarismo ideológico que los guiaba, en una rememoración que se desvía irremediablemente a la ironía: "El instrumento de nuestro castigo ha sido la ironía".

A medio camino entre la cró

nica y el testimonio, en Tigre de papel confluyen dos líneas discursivas que dotan a la novela de una peculiar convicción, más allá de los imperativos de veracidad autobiográfica -Rolin desaprueba las técnicas de énfasis del yo-. Por un lado, la interpelación a los propios recuerdos, que aparecen con su correspondiente dosis de autoagravio -"éramos el colmo de convencionales y puritanos"-, y, por otro, la necesidad de transmitir a los jóvenes actuales las vivencias de fraternidad que, al margen de la sumisión dogmática, mantienen su vigencia en esta época de individualismo exacerbado. De ahí que, aun siendo decisivo el análisis, elaborado sin ninguna conmiseración, de los errores, extravíos y necedades -que, por otro lado, corresponden a cierta memoria vergonzante de la izquierda-, lo que se impone es una perdurable melancolía, la constatación de que aquella atropellada militancia emulaba de algún modo la condición mítica del héroe: "Un héroe", aclara Martin con orgullo, "no es otra cosa que un hombre plenamente humano, lo contrario del hombre mercancía".

Tigre de papel es así una propuesta de revisión de la historia desde la madurez reflexiva y una advertencia sobre las artimañas de la retórica política, pero también es una reprimenda generacional, realizada con mucho desparpajo verbal, a la efervescencia de aquel momento histórico, acaso ya irrepetible. Rolin, no obstante, tiende a la desmesura, aunque no alcanza el desenfreno de La invención del mundo, escrita una década antes, una novela desaforada que se justifica más por su ambicioso proyecto que por su resultado. Rolin utilizó el material de casi 500 diarios, en 31 idiomas diferentes, para describir un día de nuestro planeta -en concreto, el 21 de marzo de 1989- y ofrecer así "una idea de la multiplicidad del espacio". ¿Es necesario decir que Rolin consigue, en efecto, plasmar esa idea, pero a costa de aturdir con su incontinencia verbal? El despliegue de historias que se cruzan y solapan, o no fructifican y se abandonan, y la aparatosa exhibición de profesiones, climas, cotizaciones, enumeraciones y noticias de toda índole... acumulan páginas de una incesante trivialidad, hasta vincular "la imbecilidad con el ingenio". La libérrima consigna de que "en literatura todo es posible" alcanza aquí, por exceso, un hervidero de tal magnitud que sorprendentemente empobrece la riqueza del mundo.

Antidisturbios vigilan ante una barricada en París en mayo de 1968.
Antidisturbios vigilan ante una barricada en París en mayo de 1968.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_