"Vi que podía innovar en los negocios"
Isabel Arcos, distinguida con la Medalla de Andalucía, fue una de las pioneras en adentrarse en el mundo de la empresa
Isabel Arcos es una pionera, aunque no le guste reconocerlo. Pertenece a las primeras generaciones de mujeres que se asomaron a un mundo casi en exclusiva masculino: los negocios. Esta onubense, nacida en 1931, forma parte de una familia con tradición empresarial. Este hecho le facilitó ser punta de lanza, junto a otras compañeras. Como reconocimiento a su labor, la Junta la galardonó recientemente con la Medalla de Andalucía.
Los pequeños ojos azules de Isabel Arcos han visto cambiar la realidad, desde los tiempos machistas del franquismo autoritario hasta la incorporación plena de la mujer en la vida pública, de la mano de la apertura democrática. Y ella ha participado, desde los negocios, en todos esos cambios.
En 1973, Arcos fue una de las fundadoras de la Asociación de Mujeres Empresarias de Huelva
Isabel Arcos no reniega ni mucho menos de la época en que, como la inmensa mayoría de las mujeres, trabajaba en su casa cuidando de sus cuatro hijos. Porque, para ella, "llevar una casa es muy parecido a llevar una empresa". "Tienes que adquirir unos productos. Luego hacer un trabajo, presentar un producto terminado, dar una formación, crear un clima de convivencia. Si esos conceptos los trasladamos al mundo de la empresa, ya no se parte de cero". Antes, Isabel había estudiado bachillerato en Huelva, además de haber realizado diversos cursos de inglés y de contabilidad.
Toda su experiencia la aplicó en la empresa de comercio que fundó su padre en 1929, Almacenes Arcos. Pero para ello Isabel quiso esperar a tener criados a sus hijos. "Veía que tenía tiempo libre y me encontraba con cierta capacidad para ciertas cosas. Hasta entonces me había comunicado con mis hijos de cierta forma. Pero pensaba que mi relación con ellos sería muchísimo mejor si yo conocía lo que era el mundo externo, el mismo al que ellos tendrían que salir", explica.
Fue entonces cuando miró a la empresa familiar, en la que sus dos hermanos menores ya trabajaban en la dirección: "Fui bastante afortunada puesto que mi padre me entendía". A finales de los años 60, el padre de Isabel Arcos fue a un curso en Madrid sobre los departamentos empresariales de relaciones humanas. "Cuando vino de vuelta me soltó toda la documentación y me invitó a leerla. A mí siempre me ha gustado mucho la psicología, la sociología, y vi que aquello me gustaba también. Yo podía hacer cosas. Podía innovar. Y fui a Madrid a hacer ese curso", recuerda.
Así entró a formar parte de su empresa a partir de 1969, cuando tenía 38 años. "Yo coordinaba todos esos departamentos de selección de personal, departamento médico, de formación y de administración de personal. Y siempre formándome". Con ella vino la aplicación de sistemas más modernos en la administración del personal. Una verdadera revolución en la época. "En 1972 mecanizamos las nóminas de los empleados (...) Luego trajimos los ordenadores". Estas medidas coincidían con la apertura, en 1971, de los primeros grandes almacenes de Huelva, que llevaban el apellido familiar. Era el momento de mayor esplendor de su empresa.
Al mismo tiempo que desarrollaba su trabajo en Almacenes Arcos, Isabel formaba parte de los primeros movimientos asociativos empresariales que se desarrollaban en España. "Cuando yo empecé, ya había mujeres empresarias establecidas. Una de ellas era Cinta Almoguera, quien tuvo la idea de fundar la Asociación de Mujeres Empresarias de Huelva, cuyos estatutos firmamos en marzo de 1973".
Luego llegaría el momento de representar a su empresa en la Federación Onubense de Empresarios (1979) y de entrar en la Cámara de Comercio de Huelva en 1986. Dos años después ocurrió algo que desvelaría definitivamente la vocación pionera de Isabel Arcos: se convirtió en la primera mujer presidenta de una Cámara de Comercio en España.
En ese cargo directivo, que ocupó hasta 1995, siempre estuvo rodeada de hombres, pero afirma que en todos sus años de vida empresarial activa, nunca encontró rechazo por parte de ellos.
En estos años, Isabel ha visto cambiar la sociedad y el mundo de los negocios. Su empresa, que llegó a contar con 525 empleados repartidos en varios establecimientos, entró en crisis a principios de los 90 y terminó cerrando en 1995. Pero no deja de mantenerse al día en lo relacionado con el mundo de los negocios. Un mundo que cree que se ha beneficiado de la incorporación de la mujer (hay 132.200 mujeres empresarias y cooperativistas en Andalucía), pero del que no le gusta la intromisión política, con leyes como la de la Igualdad. "Lo que hay es que conseguir que las mujeres tengan las mismas condiciones que el hombre a la hora de encontrar un puesto de trabajo", zanja.
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