Vuelve a ganar la falla más cara

"Ser segundo sería un fracaso", decía días atrás el artista fallero Pedro Santaeulalia. Ayer, su monumental construcción para la comisión Nou Campanar, plantada en más de 1.500 metros cuadrados, rindió al jurado de la categoría especial y logró el tercer primer premio consecutivo para el proyecto multimillonario que subvenciona el empresario inmobiliario Juan Armiñana. Ironías, la falla sustenta su argumento sobre el lema Tot a cent. El precio declarado del enjambre de más de 80 figuras, alguna de las cuales está a más de 30 metros del suelo, es de 600.000 euros.

A las 21.15, la clasificación fue anunciada en la sede de la Junta Central Fallera. La tercera posición provocó los primeros gritos de alegría en Nou Campanar. La que soto voce se consideraba una rival capaz de arrebatarle la gloria, Convento Jerusalén-Matemático Marzal, se quedó en el último escalón del podio. "Desilusión, indignación... a esto hay que darle solución", dijo entre lágrimas Jesús Barrachina, presidente de la comisión. Apostaron 400.000 euros en el año de sus bodas de oro en la categoría estrella. "El emplazamiento supone una limitación. Nou Campanar puede hacer lo que quiera, no tiene nada que limite la volumetría de su monumento. Aquello parece Disney". La melodía que els campaners d'Ontinyent tenían preparada, sonó a derrota.

Y mientras en la sede de una de las más veteranas se lanzaban críticas al derroche de Armiñana y a su dumping fallero, Nou Campanar, a ritmo de Carlos Baute manteaba a su fallera mayor, Patricia Soriano, ante la alegoría de las consecuencias que para el comercio y la industria tiene la aproximación de Oriente al mercado de Occidente. El top manta del concejal de fiestas, Félix Crespo, eleva a la categoría de superventas a Lucía Gil (fallera Mayor de Valencia) con un disco titulado Antes muerta que sencilla o a Juanito Valderrama (nombre que reza bajo la imagen del propio Armiñana) con El emigrante. La ropa, el calzado, el cambio climático (con el Katrina y los incendios de Australia o España), la especulación de terrenos (con Bautista Soler tirando de un carro en el que están los jugadores del Valencia camino de su gira asiática que tiene por meta por xinos) son algunos de los recursos cómicos de una construcción que no olvida a Zapatero, Maragall o Carod-Rovira para hacer de episodios de la actualidad política (incluido Bush) caricaturas.

El triunfo de Nou Campanar no resultó una sorpresa, fue la constatación del poder del dinero. Sí lo fue que El Pilar, en horas bajas desde 1999, consiguiera el segundo premio con una historia bautizada como La mas-cara en la que la apariencia y lo material se demuestran artificios que destruyen la esencia.