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Berlusconi eleva la crispación política ante las elecciones italianas

Il Cavaliere y Romano Prodi celebran hoy su primer debate en un ambiente de gran tensión

Enric González

Silvio Berlusconi, con un nuevo procesamiento a la vista y por debajo en los sondeos, ha decidido crispar al máximo la campaña electoral. Como en 1994, cuando entró en política y logró una victoria que pocos esperaban, Il Cavaliere agita el espantajo de la conspiración roja y moviliza a sus electores con un lenguaje apocalíptico. Su estrategia, por el momento, parece funcionar: las últimas encuestas muestran un leve repunte del centroderecha. El primer debate televisivo entre Berlusconi y su rival, Romano Prodi, se celebrará esta noche en un ambiente de gran tensión.

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El presidente del Gobierno elevó muchos grados la temperatura política el pasado domingo, cuando abandonó la grabación de una entrevista en un estudio de la RAI, la televisión pública italiana. La entrevistadora era Lucia Annunziata, ex presidenta del Consejo de Administración de la RAI y vinculada a la izquierda.

Al ser preguntado sobre el "conflicto de intereses", el eufemismo con que se define su control sobre el sistema televisivo, Berlusconi no se anduvo con sutilezas: "Hay un conflicto de intereses gigantesco, el de las cooperativas rojas que obtienen contratos de los ayuntamientos rojos y obtienen grandes beneficios libres de impuestos, y sostienen con esos beneficios a los partidos rojos, y cuando se descubren sus relaciones con organizaciones criminales cuentan con los jueces rojos, que frenan los sumarios".

El tono quedó marcado. Annunziata, con poca cintura, intentó frenar el torrente de acusaciones, y Berlusconi, forzando un intercambio cada vez más tenso, obtuvo una perfecta excusa para marcharse: "Todo esto demuestra por qué es usted de izquierdas, no me deja hablar, quiere decidir por los demás mientras yo, un liberal, me limito a decidir por mí mismo. Hasta otra, señora, yo me voy. Ha ilustrado a la perfección cómo se comporta una persona con prejuicios".

En realidad, Berlusconi contemplaba la opción de una retirada espectacular mucho antes de que comenzara la entrevista. Deseaba crear polémica y reproducir el tono de confrontación de 1994, cuando saltó de los negocios a la política y venció por sorpresa a una izquierda que se sentía todopoderosa. "No nos ha ido mal, nos conviene, Annunziata sólo se ha dado cuenta hacia el final", comentó a sus colaboradores más directos después de dejar a la periodista con la palabra en la boca. "De esta forma volvemos a 1994 y entonces el error de la izquierda fue el mismo de ahora, crear contra mí un frente de magistrados y periodistas. Eso moviliza a nuestros electores y nos da la victoria", agregó.

La petición de procesamiento planteada el viernes por la Fiscalía de Milán, por un presunto delito de corrupción de testigos en acto judicial, y la toma de posición del director del Corriere della Sera, que la semana pasada anunció con un texto en primera página que respaldaba a Romano Prodi, fueron incorporados de inmediato por Berlusconi a la supuesta "conspiración roja".

Repunte del centroderecha

No se equivocó, porque el sondeo semanal del diario La Repubblica indicaba ayer un leve repunte de la coalición del centroderecha (aunque la desventaja respecto al centroizquierda era aún del 4,2%) y reflejaba la solidez de las aspiraciones berlusconianas en las ricas regiones del norte, de importancia clave para el control del Senado.

Existía gran expectación ante el debate televisivo de hoy, aunque el formato (cámaras inmóviles y preguntas formuladas por periodistas elegidos por cada candidato) propiciara dos monólogos paralelos, en lugar de un auténtico diálogo. Un error, en cualquier caso, podría ser fatal.

Romano Prodi pasó la jornada preparándose en su oficina, donde recibió a los dirigentes del centroizquierda. Berlusconi, en cambio, se preparó con uno de sus colaboradores en la presidencia del Gobierno, Valentino Valentini, un genio de la imitación capaz de calcar con absoluta precisión la voz, los gestos y el mensaje de Prodi.

Silvio Berlusconi, durante la entrevista con Lucia Annunziata en la televisión pública italiana, el domingo.
Silvio Berlusconi, durante la entrevista con Lucia Annunziata en la televisión pública italiana, el domingo.REUTERS

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