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El 'trikitilari' Iker Goenaga suma elementos electrónicos a su visión del 'folk'

Bajo la pauta marcada por bandas de renombre en la escena de la world music como Hedningarna, Iker Goenaga ha modernizado su visión de la raíz musical vasca sumando sintéticos sonidos contemporáneos a instrumentos como la alboka, la xirula y el pandero. El resultado es Amorrua (Elkar), un tercer álbum en el que el trikitilari guipuzcoano intensifica las bases rítmicas. "Sigo haciendo yo las canciones, así que hay una línea de unión con las dos entregas anteriores, pero la presencia de Angel Unzu como productor aporta otros colores. Hemos utilizado samplers, algunos teclados, ordenador, y esos elementos dan otras posibilidades a la hora de realizar las canciones, de arreglarlas", explica Goenaga.

El músico toca el acordeón diatónico con Oskorri, y desde hace 1998 compagina esa tarea con actuaciones al frente de su propio grupo. El hecho de que el boom trikitilari sólo sea ya un vago recuerdo no le resta trabajo. "Nada más presentar el nuevo disco tenía apalabrados más conciertos que nunca. En el mundo de la trikitixa pasan cosas curiosas. Aunque los grupos que la utilizaban en sus discos están desapareciendo y cada año se sacan menos discos de este estilo, hay más alumnos que nunca", señala el artista, que el próximo viernes (20.30) presentará Amorrua en San Sebastián, en la Casa de Cultura Lugaritz, al frente de su actual quinteto.

El 'reggae' de Euridia

Euridia es el nombre escogido por Ibon Larruzea para presentarse en solitario. Quien fuera cantante del grupo vizcaíno Akatz continúa vinculado a la tradición musical jamaicana en Reggae lovers (Silver Bullets-Brixton Records), un disco de título expresivo en el que se ha encargado de componer, mezclar, masterizar y producir 10 canciones presididas por cadencias propias de estilos como el reggae y el dub.

"Es un mazacote de reggae de 45 minutos sin tregua, cocinado con elaboradas armonías vocales, un ritmo incansable de 72 b.p.m.s. y un bajo destrozaconos. Una mezcla entre los ritmos del reggae rocker de los ochenta y las armonías de los roots soul de los setenta, con alguna que otra ida de olla y una pizca de dub", precisa Larruzea.

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