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Reportaje:

Inmobiliarias al borde de la ilegalidad

Asociaciones y profesionales denuncian ciertas prácticas de alquiler de viviendas de agencias valencianas del sector

Precios inverosímiles, pagos por adelantado, anuncios engañosos, falta de garantías. Así es como los representantes de diversas asociaciones de defensa del consumidor, agentes inmobiliarios y propietarios de pisos en alquiler definen el modus operandi de algunas agencias inmobiliarias que trabajan en la ciudad de Valencia. Su actividad se centra mayoritariamente en el alquiler de inmuebles y el pago por adelantado es, en muchas ocasiones, una condición indispensable para acceder a sus servicios.

Para estas empresas, el periódico Segunda Mano y las páginas de clasificados de la prensa local se han convertido en el escaparate perfecto para atraer a una clientela con un modesto poder adquisitivo y con necesidades urgentes de encontrar vivienda. La mayoría de los entrevistados coinciden en el perfil: inmigrantes y jóvenes de fuera de Valencia. Sin embargo, cada vez son menos las reclamaciones que ponen de relieve esta situación, algo que la administración y las asociaciones atribuyen a la desinformación ciudadana.

"La práctica de estas agencias es un fraude", afirma Ana Moner, abogada de Avacu
"Ofertan pisos increíbles a precios de ganga", asegura el comercial José Figueres

"Centro. Tres habitaciones, baño, balcón, parquet, amueblado, exterior, no importa extranjeros. 500 euros", se puede leer en una de las ofertas de alquiler de Segunda Mano. "Prometen pisos increíbles a precios de ganga. En los últimos meses, al menos seis clientes me han contado su experiencia con este tipo de empresas. Pagaron para ver pisos que, o bien no reunían las condiciones acordadas, o directamente ni existían", afirma José Figueres, comercial inmobiliario de la agencia Almenar.

"Se nutren de los pocos anuncios que los particulares publican en los medios de comunicación escritos y en Internet para confeccionar su oferta", asegura Toni, propietario de un piso en alquiler. Desde que este valenciano de 38 años, que ha preferido ocultar su apellido, publicó un anuncio para arrendar su vivienda, ha recibido un aluvión de llamadas por parte de estas firmas. "Te llaman y te dicen que ya tienen muchos clientes interesados en tu piso y se ofrecen para ocuparse de los trámites. Para ti es gratis, el que paga es el cliente", añade Toni.

El proceso es siempre el mismo, según fuentes de la Unión de Consumidores de España (UCE). Primero, el cliente llama preguntando por el anuncio de tal piso y le responden que ese ya está alquilado pero que tienen diversas viviendas con características similares. Entonces, le piden que se pase por la oficina. Una vez allí, le dicen que funcionan con el sistema gestoría, una modalidad que exige el prepago de entre 260 y 400 euros. Luego, le hacen firmar un contrato que exime a la empresa del compromiso de encontrar un piso para el interesado, su obligación contractual se limita a ofertar y mostrar pisos.

"Esta práctica es un fraude total por dos razones. En primer lugar, se engaña al cliente porque la publicidad que estas agencias publican es falsa y, en segundo lugar, el contrato privado, mediante el cual se cubren las espaldas, contiene cláusulas abusivas", explica Ana Moner, asesora jurídica de Avacu (Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios). Su homólogo en la asociación Central de Consumidores, Salvador Castells, coincide con ella en la irregularidad de las prácticas habituales de estas firmas. "La Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios prohíbe en el artículo 8 la promoción y la publicidad falsa y en el número 10 las cláusulas abusivas", dice Castells.

Entonces, ¿por qué estas empresas siguen actuando con total impunidad? Según Castells, los juzgados competentes creen que estos casos deben tramitarse por la vía civil, pues consideran que no se trata de una estafa (para lo que debe demostrarse que el engaño ha sido preconcebido), sino de un fraude. "Entonces, los afectados no pueden acceder a un abogado de oficio y sólo tienen dos opciones: costearse los gastos del juicio o acudir a una asociación de defensa de los consumidores para que se haga cargo del coste. Sin embargo, muchas veces, ni las asociaciones pueden hacer frente a la carga económica que ello supone. Además, el dinero perdido es inferior a los gastos judiciales, por lo que muchos abandonan".

Según fuentes de los Servicios Territoriales de Consumo, dependientes de la Generalitat: "Es difícil que los inspectores puedan investigar estas compañías porque cada x tiempo cambian de nombre y de ubicación".

El encargado del programa "Acceso Vivienda" de la ONG Valencia Acoge, Adolfo Vázquez, ha recibido cuatro consultas por parte de inmigrantes que han sido víctimas de un "timo" de este tipo. En todos los casos, se trataba de las empresas Alpe Gestores y Mirva.

Ambas agencias accedieron a hablar con EL PAÍS y argumentaron que su modo de trabajar es absolutamente legal y que el que paga tiene asegurado el éxito de la búsqueda porque el contrato no tiene fecha de caducidad. Sin embargo, reconocieron que la compañía no se compromete a que el cliente encuentre el piso deseado. El sistema de prepago pone "toda la infraestructura de la empresa al servicio del interesado para que este dé con la vivienda que está buscando sin límite de tiempo. Si se cansan o no requieren más nuestros servicios no es culpa nuestra. Nosotros nunca abonamos la suma previamente recibida", asegura María José Rodrigo, directora y socia de Alpe Gestores. "Pedir dinero por adelantado es una chorizada. Hace tiempo que trabajo en el sector y me he cansado de hacer visitar pisos a cambio de nada", replica Carlos García, delegado de la Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria (AEGI) en Valencia.

García dice que este tipo de agencias que piden que abones el servicio antes de proporcionarlo no suelen dar de alta a sus trabajadores y corrobora la tesis que denuncia la falsedad de sus anuncios. "La publicidad que nosotros publicamos en la prensa local no es falsa", sentencia Paquita, la administradora de Mirva, quien no quiere revelar su apellido. A este respecto, Rodrigo afirma que si, a veces, los anuncios de los pisos están obsoletos es porque "el proceso de selección de las ofertas que van a aparecer en los periódicos exige tres días de trabajo previo, por lo que muchas veces, cuando llaman ya están alquilados".

Para el agente inmobiliario José Figueres "desconfiar de los que te ofrecen una maravilla por cuatro duros" es la mejor forma de evitar convertirse en el último incauto de la fila.

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