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Las obras de la M-30 causan un enorme atasco en la autovía de Extremadura

Las retenciones llegaron a Alcorcón y duraron hasta media mañana

F. Javier Barroso

Las obras de la M-30 convirtieron la autovía de Extremadura (A-5) en una ratonera para miles de conductores que pretendían entrar en la capital por esta vía. El corte de los accesos desde esta carretera -que en el último tramo se convierte en la avenida de Portugal- hacia la vía de circunvalación motivó que todo el tráfico tuviera que entrar por la cuesta de San Vicente y las calles limítrofes, tras cruzar la M-30 a través de un puente provisional de dos carriles. Los atascos duraron hasta media mañana y llegaron hasta Alcorcón.

Los problemas en la A-5 comenzaron a las siete de la mañana. Esta autovía es la primera en la que se producen los atascos con respecto al resto de carreteras radiales de entrada a la capital, según fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT). Y no se solucionaron hasta las 10.40, hora en que ya quedó normalizada la circulación, según fuentes de Tráfico. Sin embargo, las retenciones fueron la tónica general en la avenida de Portugal, incluso después de esa hora, dado que muchos conductores desconocían los cambios motivados por las obras de soterramiento de la M-30.

La DGT señaló que el tráfico lento y las retenciones llegaron hasta el kilómetro 14, en el desvío de la autovía de Extremadura hacia la M-40.

Los atascos se producen principalmente porque se han eliminado, temporalmente, las uniones de la A-5 con la M-30, tanto en su vertiente sur como en la norte. Esto hace que los conductores no puedan entrar en la capital por la avenida de Portugal, sino que tienen que desplazarse por el paralelo paseo de Extremadura si quieren dirigirse hacia el puente de Toledo y la A-4, lo que retrasa mucho la circulación. Y eso, si se dan cuenta de los cambios antes de subir por el puente que ha sido construido recientemente sobre el río Manzanares.En caso contrario, los automovilistas se ven obligados a subir hasta la glorieta de San Vicente y desplazarse por la calle de la Virgen del Puerto y desde allí regresar de nuevo al paseo de Extremadura para poder entrar en el sentido sur de la M-30.

Todas estas obras y desviaciones convierten a la zona en un auténtico laberinto, que se ve aun agravado por la falta de señalización precisa de los itinerarios alternativos o más rápidos, según se quejaron ayer numerosos conductores afectados. No era infrecuente ver ayer a los automovilistas consultar posibles alternativas a otros conductores. Bajaban las ventanillas y gritaban de un lado al otro ante la cara de desesperación de los conductores.

Las rutas alternativas para los automovilistas pasan por subir de nuevo hacia la glorieta de San Vicente y girar por el paseo de la Florida. Tras continuar toda la avenida de Valladolid se puede acceder a la M-30 desde el puente de los Franceses. Eso sí, tendrán que sufrir numerosos semáforos y una vía con sólo dos carriles en las que la velocidad máxima es de 50 kilómetros por hora.

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Otra variante es llegar hasta la glorieta de San Antonio de la Florida y girar hacia la plaza de San Pol de Mar y desde allí acceder a la M-30. Un tercer camino puede seguirse por debajo del túnel de la glorieta de San Vicente y coger el desvío del paseo del Rey. Desde allí, por el parque del Oeste se puede acceder bien al paseo del Pintor Rosales y los bulevares o bien hasta el puente de los Franceses.

Los conductores acceden ahora a la capital por un puente nuevo de dos carriles construido por la prolongación de la avenida de Portugal y muy cerca del puente de Segovia. El trayecto de salida es similar. "Como no tenemos bastantes líos de circulación, ahora tenemos que meternos por el centro de la ciudad para poder ir a un lado o a otro. Es increíble lo poco que los encargados de las obras piensan en nosotros", se quejó ayer un automovilista.

Accidente en la A-2

Los problemas también se registraron ayer por la mañana en la autovía de Barcelona (A-2), en sentido salida de la capital, a causa de un accidente en los carriles de salida a la altura del kilómetro 6,900, lo que se tradujo en tráfico lento en la calle de María de Molina y en la avenida de América entre las ocho y las nueve de la mañana, según fuentes del Área de Movilidad. Otro punto conflictivo fue el tramo que transcurre entre la avenida de la Ilustración y la plaza de las Reales Academias, según estas fuentes.

Los atascos también se vivieron, como es habitual los lunes, en la autovía M-40, sobre todo en los túneles de El Pardo y en el nudo supersur, en la intersección de la autovía de Andalucía y esta vía de circunvalación.

Un mes de problemas

La autovía A-5 no tendrá conexión con la M-30 desde la avenida de Portugal (el tramo final de la autovía) hasta dentro de un mes, según fuentes de la Concejalía de Urbanismo. Es el tiempo que necesitan los responsables de las obras para desviar todo el tráfico de la M-30 y pasarlo al otro lado del río.

Hasta ahora, los coches discurrían junto a la Casa de Campo en el recorrido original de la M-30. Sin embargo, las obras de soterramiento requieren que los vehículos circulen por el margen contrario del Manzanares. Para ello es necesario construir una nueva calzada y desviar la actual. Eso supondrá trabajos durante un mes aproximadamente. Será el tiempo en el que la A-5 quedará desunida con la M-30.

"Es un trabajo complejo que necesita construir una calzada nueva y demoler la que está funcionando en la actualidad", señalaron fuentes de Urbanismo, que esperan que a finales de marzo ya esté concluido el cambio.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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