"Nuestro modelo económico ha tocado techo y nuestro crecimiento es fofo"
José Manuel Farto (Reinosa, Cantabria, 1958), secretario general de SEA, la patronal alavesa, se muestra muy crítico con el modelo de crecimiento económico y recalca que su queja es la misma de todas las patronales españolas.
Pregunta. Ha planteado que la economía sufre una perdida de competitividad peligrosa. Sin embargo, se mantienen las tasas de crecimiento.
Respuesta. Producimos a precios más caros y la consecuencia directa es que perdemos cuota de mercado exterior. Cuando vamos a las causas de por qué perdemos competitividad encontramos un tercer indicador: la productividad. No sólo no crece, sino que en algunos sectores decrece. La primera lectura es que nuestro modelo económico ha tocado techo. A más crecimiento, más inflación y más déficit exterior. Estamos consumiendo más de lo que somos capaces de producir. Esto significa deuda. Estamos produciendo bienes que generan poca capacidad productiva a futuro. Nuestra mayor inversión está siendo la construcción, que es una inversión no productiva. Nuestro modelo de crecimiento, diciéndolo claramente, es fofo, como un cuerpo que crece en kilos, pero no en músculo.
"A la esperanza y al trabajo político hay que añadirle una vuelta de tuerca en el esfuerzo policial para acabar con la extorsión de ETA"
"El listón lo fijan ELA y LAB, que tienen una concepción muy particular del modelo económico. El resto sigue sus pautas"
P. ¿Pero crecemos?
R. Sí crecemos, pero el mayor crecimiento no es bueno para el futuro del sistema. ¿Hasta dónde podemos llegar? Hasta que el dinero que pedimos prestado para financiar nuestro consumo y nuestro desarrollo sea tan caro que ya no nos compense pedir más o hasta que las empresas disminuyan tanto su margen de beneficios que no les compense crear un empleo más. Estamos pasando muy rápidamente de una economía industrial a una de servicios.
P. ¿Y es malo?
R. Los servicios tienen menos productividad que la industria. A futuro, la industria nos abastece de valor añadido, de plusvalía. Con pocas personas generamos mucha riqueza. Los servicios crean empleo y bienestar, porque hay una transferencia de renta de la industria a las empresas. El problema es que hemos hecho esa transición sin modernizar la industria lo suficiente para que incremente la productividad, el valor añadido y pueda alimentar el sistema. Es lógico que la industria pierda ocupación, pero no que no incremente la productividad.
P. ¿En algún momento habrá un pinchazo?
R. Es muy fácil perder cuota en el mercado exterior, pero muy difícil recuperarla. ¿Hacia dónde caminamos con nuestro modelo? A ser una economía de servicios personales, a ser la segunda residencia de Europa.
P. Se puede mantener el nivel de vida sin industria.
R. Sin duda, pero la pregunta es otra: ¿Qué futuro queremos, qué nivel de vida? Hay que preguntar a los chavales qué quieren ser de mayores y tendremos que ser consecuentes con el modelo. Si les decimos que pueden ser lo que quieran y construimos un modelo económico que lo impide, pues en cierto modo engañamos.
P. Habla de endeudamiento.
R. Lo lógico es endeudarse para consumir bien desde una perspectiva empresarial, pero ahora hay más inversión no productiva, en bienes raíces, que productiva.
P. ¿Responde a una inacción de la Administración?
R. Responde a un modelo de política económica agotado. Ahora mismo las tasas de beneficio relativo entre sectores son las que deciden dónde va el dinero. Es muy desfavorable para la industria y muy favorable para la inversión en bienes raíces. Si queremos modificarlo, hay que crear los incentivos y el sistema propicio.
P. ¿El modelo se repite en todas las administraciones?
R. Diría que la política económica reside en los estados y en la UE. Es muy difícil modificar los equilibrios, porque hay muchos intereses creados y sectores muy contentos. En la política estatal los mayores críticos con el modelo fueron los socialistas y ahora no la cambian. Preocupa oír a Solbes que podemos seguir con el modelo hasta 2009. Igual cambiar después nos cuesta mucho más.
P. Los empressarios se están llevando fuera sus inversiones en lugar de hacerlas en casa
R. Hay un proceso de inversión en el exterior lógico y bueno. En nuestro caso es insuficiente. La forma de defendernos de la competencia exterior es invertir fuera para mantener la cuota en mercado exterior.
P. ¿Y el papel sindical?
R. Hay una altísima responsabilidad a nivel de Estado, pero en la comunidad autónoma no. Probablemente el contexto político influye. Tanto las organizaciones empresariales como las sindicales tenemos que empezar a debatir sobre el futuro.
P. ¿Son todos iguales?
R. Iguales no. El listón lo fijan ELA y LAB que tienen una concepción muy particular del modelo económico. El resto se ve obligado a seguir la pautas del líder.
P. ¿Se sienten abandonados ante la extorsión?
R. Todo el mundo entiende que cuando un empresario es extorsionado o agredido no se siente cómodo ni para gestionar ni para invertir. Se puede hacer daño a un país de dos formas: agrediendo a las personas o a su economía, que genera pobreza futura. El último foco de actividad que le queda a ETA es la amenaza y la extorsión. Si somos capaces de quitarle la última caja que le queda, probablemente hayamos hecho el último esfuerzo para que ETA se acabe.
P. ¿Se hace lo suficiente?
R. Si sigue extorsionando y amanazando, pues no.
P. ¿Ven esperanzas sobre el fin de ETA?
R. Las mismas que el resto de los ciudadanos. Nos parece muy bien todo el trabajo en la línea de solucionar el problema. Nos da mucha pena que no se dé el consenso mayoritario. Creemos que a la esperanza y al trabajo político hay que añadirle una vuelta de tuerca más en el esfuerzo policial en acabar con la extorsión. Hay que poner medios en manos de los profesionales. El problema es serio y damos apoyo absoluto a la policía. Lo están haciendo de cine.
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