Libertad de expresión
Siguen alzándose las voces progresistas y sensatas de Occidente en defensa de la libertad de expresión como valor fundamental de la democracia en contra del fanatismo religioso. Las manifestaciones que se producen en algunos países musulmanes contra la publicación de las caricaturas de Mahoma son, sin duda, un ataque a ese principio básico de la Libertad, con mayúsculas, que es una de las mayores aportaciones de Europa al progreso de la humanidad.
Sería bueno que, ahora que se alzan voces justificadas en defensa de ese extraordinario logro, aprovecháramos para hacerlo aún más patente y evitar (aquí, en la avanzada Europa) algunas contradicciones que, en momentos como el actual, se hacen aún más patentes: ¿por qué en algunos países europeos está penado negar la existencia del Holocausto o de crímenes contra la humanidad? Sería perfectamente compatible el respeto a la libertad de opinión y la aplicación contundente de las leyes civiles contra la calumnia y la persecución inmisericorde de todos los genocidas.