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Reportaje:

La difícil sucesión de Annan

A diez meses de que venza el mandato del secretario general de la ONU, la selección de su sustituto se prevé compleja

La carrera para la sucesión de Kofi Annan como secretario general de Naciones Unidas está lanzada a diez meses de que venza su segundo mandato. La tradición manda que el puesto recaiga ahora en una personalidad asiática. Corea del Sur, Sri Lanka y Tailandia ya han puesto sobre la mesa los nombres de los primeros aspirantes. Estados Unidos, primer contribuyente al presupuesto de la ONU, quiere romper con la vieja usanza y que la selección se haga atendiendo a las cualidades de los candidatos. Canadá propone un proceso de designación más transparente.

El segundo mandato de Annan está siendo un suplicio, algo que él mismo reconoce. Concluye el próximo 31 de diciembre, después de haber llevado durante 10 años las riendas del organismo desde Nueva York. La Carta de Naciones Unidas no establece un límite de mandatos, por lo que el ghanés podría aspirar a permanecer en el cargo, pero los escándalos, como el fraude en el programa humanitario Petróleo por Alimentos, en el que se ha visto implicado su hijo, Kojo, y su oposición a la intervención en Irak hace muy difícil que EE UU le apoye.

EE UU quiere romper la tradición de que el puesto rote ahora a un asiático

Washington, como Pekín, Moscú, Londres y París, pueden vetar la designación de cualquier aspirante a secretario general. La explicación es simple. El tratado fundacional establece que es la Asamblea General la que designa a la personalidad que asumirá durante cinco años el mando en la Secretaría General. Pero es el Consejo de Seguridad el que le recomienda al sucesor. La tradición manda, además, que el puesto de secretario general vaya rotando por los cinco continentes. Según esta regla no escrita, el puesto debería recaer ahora en Asia, que desde 1971 no dirige la ONU.

El baile de candidatos y el debate sobre el proceso que se debe seguir para la designación ha comenzado. Existe una "aceptación generalizada" para que el sucesor de Annan sea de origen asiático. Varios países de esa región ya han presentado a sus aspirantes, entre ellos Corea del Sur, que propone a su ministro de Exteriores, Ban Ki-Moon. Sri Lanka apuesta por el diplomático Jayantha Dhanapala, y Tailandia propone a su viceprimer ministro, Surakiart Sathirathai. La ASEAN -bloque de países del sureste asiático- apuesta por el aspirante tailandés. Timor Este podría optar al puesto con el diplomático y premio Nobel de la Paz José Ramos-Horta.

Pero no todos los países aceptan las reglas de juego tradicionales. Entre los que se oponen están EE UU y el Reino Unido, que quieren primar las cualidades del candidato sobre su origen geográfico. Washington busca además que se establezca una definición clara del trabajo del próximo secretario general, para que se le puedan exigir responsabilidades. Francia reconoce que Asia tiene prioridad, pero no exclusividad. Rusia, sin embargo, prefiere la vía tradicional. Y China no parece dispuesta a renunciar a que un asiático ocupe ese puesto, aunque es consciente de que alcanzar un candidato de consenso en la región pueda ser complejo.

El debate de la sucesión llega en plena negociación de la reforma del organismo. Canadá, entre tanto, propone un método para hacer la designación más transparente, porque considera que el mecanismo actual no se corresponde con las prácticas de otros organismos. Y así busca una participación mayor de los países en la selección, más allá del Consejo de Seguridad. Para ellos plantea tres cambios: crear un comité que identifique a los candidatos, reuniones informales para que los países puedan examinar a los aspirantes y definir una lista de cualidades o criterios para el candidato.

Washington insiste en que cualquier cambio en la metodología debe decidirse en el Consejo de Seguridad y quiere además que la designación se haga a mediados de año, y no en diciembre, como es habitual. EE UU ya ha dejado claro que quiere un "reformador" para el puesto de secretario general, y ha sugerido que podría ser alguien de Europa Oriental. Pero para que haya una decisión necesita estar de acuerdo con China.

Nombres en los pasillos

Ante tanto alboroto, el calendario de la sucesión de Kofi Annan juega a favor del sueco Jan Eliasson, actual presidente de turno en la Asamblea General, cuyo nombre empieza a sonar cada vez más alto en los pasillos del cuartel general de la ONU. A este reconocido veterano de la diplomacia y las relaciones internacionales se le considera un hombre de consenso, neutral y de sobrada experiencia en la ONU, donde ejerció como subsecretario general para cuestiones humanitarias. Pero su interés se centra ahora en sacar adelante la reforma y quiere regresar a Suecia tras el fin de su mandato, en septiembre.

Entre otros posibles aspirantes que pueden surgir al margen de los candidatos propuestos por el bloque asiático estarían el ex presidente polaco Aleksander Kwasniewski y la presidenta letona, Vaira Vike-Freiberga. También suena el nombre de Kemal Dervis, jefe del programa para el desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) y ex ministro de Finanzas turco. Y se ha sugerido el príncipe Zeid Al Husein, actual embajador de Jordania ante la ONU. Annan tiene previsto viajar en la primera quincena de abril a España, para participar en una reunión de la ONU. Podría ser su última visita como secretario general.

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