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Vecinos de Fuencarral se manifiestan por segundo día contra los parquímetros

Unas 600 personas cortaron la avenida de la Ilustración sin que se produjeran incidentes

Daniel Verdú

Un grupo de 600 residentes del distrito de Fuencarral se manifestaron ayer contra el proyecto del Ayuntamiento de restringir las zonas de aparcamiento mediante parquímetros. Según los vecinos, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, prometió que sólo aplicaría la medida en el área interior del anillo de la M-30. Sin embargo, a partir del 1 de marzo las calles de este distrito -fuera del perímetro señalado- serán en el 75% aparcamientos para residentes (zona verde) y el 25% para visitantes (zona azul). Los manifestantes cortaron varias calles, pero no hubo choques con la policía como el día anterior.

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A un lado y otro de la calle de Sangenjo, enfrente de la colonia San Enrique, lucen en un azul chillón las líneas discontinuas recién pintadas sobre el asfalto que limitarán, a partir del próximo marzo, el tiempo que está permitido estacionar en el tramo. Este trozo de la calle coincide con el área más poblada de la zona, donde se levantan varios edificios de ladrillo amarillo. "Los construyeron en cooperativa; aquí vivimos gente humilde y trabajadora", explica Jesús Otero, residente de la calle y coordinador de las protestas.

"Más arriba, donde comienzan los edificios con piscina y garaje, todas las plazas de aparcamiento son verdes. Es siempre fastidiar al pobre", explica Otero. Pero los vecinos no reivindicaban ayer más zonas de aparcamiento para residentes (las verdes). Quieren poder aparcar libremente en cualquier sitio, "como antes de todo este lío", explica un hombre que acude a la manifestación.

A la protesta de ayer contra los parquímetros del servicio de estacionamiento regulado (SER) acudieron unos 600 vecinos que, bajo pancartas como la de "Gallardón, ni tú, ni tus putos parquímetros" cortaron durante una hora la calle de Sangenjo en la confluencia con Narcís Monturiol. Los únicos incidentes se produjeron con los conductores que intentaban superar el cordón de los manifestantes.

"Yo vivo en el paseo de las Acacias y también me molestan los parquímetros, pero no jodo a todo el mundo haciendo el payaso", se quejaba fuera de sus casillas un conductor atrapado en el atasco. Otro que quería pasar a toda costa "para ir a buscar a una persona enferma" estuvo a punto de llegar a las manos con varios de los concentrados en la protesta ciudadana.

En la protesta del pasado lunes, la policía cargó con dureza contra algunos y ayer los ánimos andaban caldeados. "Yo hoy no quiero guerra, pero ya verás como acabamos corriendo delante de la policía; el Samur se tuvo que llevar ayer a una chica", comenta Buenaventura. Él tiene dos plazas de garaje en su casa, pero asegura que asiste a la protesta, "porque es una barbaridad lo que está haciendo Gallardón".

La policía observa a los manifestantes desde lejos y, envalentonados, éstos empiezan a bajar por la calle de Monturiol en dirección a la avenida de la Ilustración. Allí aguardan los antidisturbios, pero no parece que quieran repetir escenas como las del día anterior, en que tres personas fueron detenidas por resistencia a la autoridad. Miembros de la concentración pasan por delante increpando a los agentes con una pancarta con el lema de No más brutalidad policial.

A las 20.15, los vecinos cortaron la avenida de la Ilustración en ambos sentidos, a la altura de la calle de Narcís Monturiol. Los más jóvenes vuelcan varios protectores de la propia vía en uno de los carriles y comienzan a corear consignas en contra de Gallardón. Todo el mundo espera que los policías repitan las cargas del pasado lunes. Pero no sucede así. El frío empieza a apretar. "Hoy hay menos policías, porque deben estar todos con los hooligans del Arsenal que han venido sin entrada", explica a gritos un chico.

Los conductores empiezan a impacientarse y a hacer maniobras por encima de las aceras para eludir el corte. Un taxista, sin embargo, se muestra comprensivo: "Yo lo entiendo. Nos hacen pagar por todo a los que tenemos menos. Si Gallardón quiere parquímetros, que quite el impuesto de circulación; no vamos a pagar dos veces por lo mismo", explica concienciado desde la ventanilla de su vehículo.

Pedro Calvo, concejal de Seguridad, indicó que las plazas verdes serán incrementadas si el problema es que en algunos barrios son insuficientes. "Todos los elementos nuevos conllevan críticas de los vecinos", dijo, tras lo que recordó que eso ocurrió al implantarse el sistema en otras zonas cuyos residentes posteriormente "se han dado cuenta de que este servicio les beneficia".

"Los de las autoescuelas no podemos trabajar"

"Un alumno de mi autoescuela estuvo ayer en las protestas y la policía le golpeó y lo detuvo", explica Julio Portales, el dueño de la autoescuela Calle 30, de la calle de Sangenjo. "Hoy tenía que examinarse y como estaba en estado de shock no ha podido hacerlo", relata Julio a propósito de las cargas que la policía efectuó el día anterior.

Julio lleva cuatro meses con la autoescuela y asegura que tras mucho tiempo de gestiones con la Dirección General de Movilidad, ésta le autorizó a pedir las tarjetas de residente para los vehículos de su empresa. Ahora "el Ayuntamiento no me las quiere dar", explica contrariado, "y así no podemos trabajar".

A pocos metros de la de Julio hay otra autoescuela que sufre el mismo problema. Óscar del Campo, uno de sus trabajadores, está indignado. "Gallardón promete todo durante las elecciones y luego hace lo que le da la gana", dice.

Si nada cambia, ambos tendrán que salir de sus autoescuelas a echar monedas al parquímetro para sus múltiples coches. O bien moverlos de zona para no ser multados.

"Aquí vivimos 1.049 familias sin garaje"

María del Carmen Villaverde vive en la colonia de San Enrique, unos edificios del tramo de la calle de Sangenjo donde a ambos lados de la vía están pintadas líneas azules. "En estos edificios somos 1.049 vecinos y ninguno tenemos garaje", explica pausadamente antes de que empiece la protesta. "En mi casa tenemos dos coches; con una media así, ya me dirás cuántas zonas de estacionamiento para residentes necesitaríamos", añade.

Los vecinos insisten en que su reivindicación es la de que se suprima toda la zona de parquímetros en el barrio. "Ni verdes, ni azules", dice el coordinador de la protesta, Jesús Otero. Tiene 70 años y está jubilado. Ayer su coche estaba aparcado en la puerta de su casa, encima de las líneas azules que todavía no restringen el estacionamiento. "Hay días que no muevo el coche. ¿Tengo que estar bajando a echar moneditas?", ironiza. "Pero lo que tiene que quedar claro es que lo que queremos es que se cumpla la normativa y que no haya zonas de aparcamiento restringido fuera del anillo de la M-30", insiste Otero.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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