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Suspendido un desalojo en Esplugues

Josep Maria Duch, de 65 años, pudo evitar ayer por tercera vez en nueve meses su desalojo de la finca de Can Oliveres de Esplugues de Llobregat. Una cincuentena de personas, algunas encadenadas y encaramadas a los árboles del jardín, se concentraron para darle apoyo y evitar el cumplimiento de la orden judicial, que acabó suspendiéndose.

La familia de Duch ha habitado la masía los últimos 150 años. Los padres de Duch eran arrendatarios y cultivaban las tierras, que acabaron desapareciendo bajo el cemento y el asfalto. Cuando la propiedad pasó a Fecsa, la compañía permitió a la familia mediante un pacto verbal vivir en la casa a cambio de vigilarla. Después la vendió a la promotora Sacresa, que impulsa el Plan Caufec, un proyecto que incluye la construcción de 700 pisos, oficinas, un hotel y un centro comercial. La inmobiliaria se ha comprometido ante el Ayuntamiento de Esplugues a reformar Can Oliveres, en estado ruinoso, y entregarla al consistorio como equipamiento. Duch accedió ayer a abandonar la masía a cambio de "una casita de planta baja donde poder vivir" con sus tres perros.

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