Campaña
El PP se ha lanzado a una campaña de agitación y propaganda que ríanse ustedes de los antiguos maestros del género en las organizaciones leninistas. A la campaña de recogida de firmas contra el proyecto de Estatuto catalán y la catarata de declaraciones sobre la política antiterrorista del Gobierno se ha unido la publicidad que llena emisoras de radio con unas cuñas bastante simples acerca de las propuestas estatutarias catalanas. La portavoz de IU, Concha Caballero, ha cometido el tremendo error de enviar el contenido de la campaña al Consejo Audiovisual de Cataluña, no sólo porque en Andalucía hay uno, sino porque el PP se ha apresurado a situarse en el papel de víctima de un intento de censura. Antonio Sanz ha llamado a la dirigente de IU "chivata" y "acusica". La campaña es un cúmulo de despropósitos impropia de un partido que pretende gobernar España, con el único objetivo de mejorar sus expectativas en Andalucía aunque sea a costa de enfrentar a unos españoles con otros. La campaña se ha salido tanto de madre que hasta en dos colegios andaluces sendos profesores han intentado utilizar a los niños para la recogida de firmas del PP, lo que es un ejemplo de cómo una locura que ha sido puesta en marcha de manera fría en Madrid provoca la actuación de los fanáticos. No importa que el PP gobernase gracias a CiU o que CiU hiciese lo propio gracias al PP. No importa tampoco que el PP pueda necesitar en el futuro del nacionalismo moderado. No importa que las heridas que se causen a esa nación española que dicen defender sean profundas. No importa que el PP vaya a dejar de ser un partido nacional, porque tenderá a desaparecer en Cataluña y, como siga así, en el País Vasco. Lo que importa es recuperar el poder a cualquier precio. Se han situado tan lejos de la realidad que ni siquiera han encontrado eco en el carnaval de Cádiz, a veces propicio también para mensajes simples entre los autores más de derechas. La frase "Zapatero lo consiente y Chaves lo apoya" no va a pasar a la historia de la publicidad. Seguro que no es obra de Saatchi& Saatchi ni de la agencia Sra. Rushmore. Quien sí puede pasar a la historia es Sánchez Gordillo, que se ha convertido en el tonto útil de la derecha montaraz con las críticas a su portavoz y antigua aliada Concha Caballero por no ser beligerante con el PSOE.
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