Aire irrespirable
El viento del Sáhara ha venido este fin de semana a sumar las partículas que arrastra a las que habitualmente se acumulan en nuestras ciudades. Las estaciones de medición han traspasado una y otra vez la frontera de lo tolerable. Nada puede frenar al viento del desierto -cada año visita la Península durante 20 o 30 días-, pero la otra mitad del problema nace de los tubos de escape de los coches. Madrid, Barcelona, Sevilla y otras 80 ciudades superan cada año los límites de contaminación establecidos en la Unión Europea, condenando a 12 millones de españoles a respirar un aire que aumenta los riesgos de asma, alergia, problemas circulatorios y varios tipos de cáncer. Estos datos, que el Ministerio de Medio Ambiente ha remitido a Bruselas, constituyen por sí solos una llamada a la acción urgente.
Las medidas anunciadas por el Gobierno van en la buena dirección. Se estudia la posibilidad de subir los impuestos a los coches diésel, que ya superan el 65% de las ventas de automóviles, y que expulsan por sus tubos de escape seis veces más partículas que los motores de gasolina. Estas partículas microscópicas son uno de los peores contaminantes del aire de las ciudades, y causa de numerosos problemas respiratorios. Hacienda también baraja una nueva figura fiscal para desincentivar la compra de los vehículos más potentes y los todoterrenos.
Pero las acciones más eficaces deben venir de los ayuntamientos. Las grandes urbes españolas, cuyo aire incumple sistemáticamente la normativa europea, no pueden demorar más la imposición de restricciones al tráfico de vehículos. El alcalde de Madrid ha marcado la pauta con el anuncio, para 2008, de la prohibición de circular por el centro a los coches más contaminantes, una medida sin precedentes en los municipios españoles, pero necesaria y que pertenece a un noble linaje fundado hace tiempo en Europa por Londres, Roma y otras capitales. No estaría de más, en este sentido, que comenzara por retirar de la circulación algunos autobuses de la EMT que, literalmente, van haciendo irrespirable el aire a su paso.
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