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56º FESTIVAL DE BERLÍN

Espontaneidad

Una cerrada ovación, bravos y gritos de aprobación acogieron La gran final, de Gerardo Olivares. El público se rió en varios momentos de especial comicidad y casi con cada referencia al papel de Alemania, derrotada 2-0 por Brasil en la final del Mundial de 2002.

Tras la película y de nuevo los aplausos al equipo que la realizó, Olivares respondió a preguntas del público berlinés. Explicó el director las dificultades del rodaje en Mongolia, Níger y la Amazonia brasileña con una referencia especial al problema de hacerse entender. Olivares relató que en Mongolia impartía las órdenes "en mi mal inglés" y luego se traducían de forma sucesiva hasta a cuatro idiomas, "con lo que al final resultaba difícil que coincidiera con lo que yo quería". Otra de las tareas difíciles fue convertir en actores a aficionados. En el reparto de Mongolia realiza un buen papel el teniente de una patrulla militar a caballo que en la vida real es el chófer de Olivares durante sus viajes a aquel país.

En la Amazonia costó convencer a los indígenas de que las cámaras no eran un elemento mágico. Olivares explicó que apenas repitieron las tomas durante el rodaje porque, para conseguir espontaneidad y que no adoptaran poses, "si una escena no salía a la tercera, la descartábamos y renunciábamos a ella".

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