El fiscal pide dos años y medio de prisión para un cura acusado de abusos a una minusválida psíquica
El fiscal ha pedido dos años y medio de prisión para el sacerdote Gregorio S., acusado de haber abusado sexualmente de una joven con minusvalía mental en el año 2000, cuando era párroco en Igualada (Barcelona). En el juicio comenzado ayer, el acusado negó rotundamente los abusos.
El cura ejerce actualmente en Vic (Barcelona) después de que en junio de 2005 fuese apartado por la Generalitat del puesto que ocupaba como profesor de religión en la escuela Gabriel Castellá de Igualada, a raíz de las denuncias presentadas por varios padres por presuntos abusos sexuales a niñas del centro, por las que está siendo investigado.
La violación por la que fue juzgado ayer el sacerdote ocurrió presuntamente el 14 de junio de 2000, cuando era párroco de la iglesia de Fátima de Igualada, situada a escasos metros de la casa en la que reside la denunciante, que entonces tenía 24 años. La madre de la supuesta víctima, que de acuerdo con los forenses tiene una edad mental de una niña de seis años, explicó en el juicio que ese día la chica regresó a casa, tras haber pasado un rato en la parroquia, y le dijo que quería quitarse el pantalón porque lo tenía mojado. La chica le contó que el acusado la había metido en el lavabo, le había tocado los pechos y, tras refregarse con su cuerpo, había acabado eyaculando sobre sus piernas, lo que posteriormente limpió con una toalla. Según ha asegurado la madre, tras presentar la denuncia por los presuntos abusos, su hija tuvo que sufrir "el rechazo de los vecinos", lo que le ha generado problemas psicológicos, entre ellos recurrentes crisis de epilepsia.
Por su parte, el cura ha admitido sólo que la tarde en que supuestamente ocurrió la agresión sexual la chica estuvo en la parroquia "uno o dos minutos", porque él la había llamado para que se llevara una de las bolsas de patatas que tenía en la parroquia y habían sobrado de una romería.
A preguntas de su letrado, el sacerdote aseguró que la madre de la denunciante es amiga de una vecina de la iglesia con quien está enemistado por unas disputas de la comunidad y que hace años dijo públicamente: "No pararé hasta que eche a ese cura de la parroquia".
En la vista han declarado por vídeoconferencia los forenses que analizaron el pantalón que la víctima llevaba la tarde de los hechos, quienes han corroborado que dos de las manchas de la prenda eran de esperma. Sin embargo, el párroco se negó a ser sometido a las pruebas de ADN que se le solicitaron para determinar si el esperma hallado en el pantalón era suyo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.