Personalidad
Tejanos, camisetas de manga corta con dibujos y hasta alguna larga cabellera. Visten igual que para ir al mercado o al bar de la esquina. No hay que llamarse a engaño: modernos en lo visual y ortodoxos en cuanto a la música.
Una típica, como ya quedó escrito a principios del siglo XX, es un conjunto dedicado exclusivamente a tocar tangos. La Fernández Fierro -nombre de ficción- construye su repertorio desde arreglos propios, aunque muy respetuosos, de tangos tradicionales y obras de su autoría. Los tangos instrumentales superan a los cantados por tres a uno. Se pudieron oír versiones de A los que se fueron, de Binelli; Zita, de Piazzolla; Milonguero viejo, de Di Sarli; Adiós Bardi, de Pugliese...
Orquesta Típica Fernández Fierro
Federico Terranova, Pablo Jivotovschii y Bruno Giuntini (violín), Juan Carlos Pacini (viola), Alfredo Zuccarelli (chelo), Yuri Venturin (contrabajo), Flavio Reggiani, Julio Coviello, Pablo Gignoli y Martín Sued (bandoneón), Santiago Bottiroli (piano) y Walter Chino Laborde (cantante). Galileo Galilei. Madrid, 12 de febrero.
La voz de Walter Chino Laborde se escuchó en clásicos como Che Bandoneón, de Anibal Troilo y Homero Manzi, o la Canción desesperada, de Discépolo. Laborde, que también aporta su personal voz a la Orquesta Típica Sans Souci, y no duda en ponerse peluca y soplar en una trompeta de las que se emplean en los estadios de fútbol, es quien hacía el papel de Alberto Castillo en la película Luna de Avellaneda.
Estos jóvenes argentinos se han organizado en una especie de cooperativa y se reparten las tareas. En el barrio bonaerense del Abasto han convertido un antiguo taller mecánico en teatro o cafe concert: el Club Atlético Fernández Fierro. Tienen tres discos independientes (Envasado en origen -2001-, Destrucción masiva -2003-, Vivo en Europa -2004-) y el DVD Tango antipánico, grabado en directo en octubre en Buenos Aires. Le toman el pulso a la calle: los domingos, si el tiempo lo permite, tocan en una calle de San Telmo.
Nuevos códigos
Aunque suelen jugar en casa están empezando ya a presentarse en otras canchas y debutaban el domingo en Madrid. Con el rigor técnico exigible y cierto desenfado escénico. Buscan su identidad inscribiendo nuevos códigos en el tango y recorren un camino que había quedado cortado hace tiempo. Hay profundidad en cuerdas y contrabajo, y está el poder incisivo de los fuelles con vistas a lograr un sonido amplio. Cuando quedaron solos los violines, la viola y el violonchelo flotó en el ambiente la herencia europea de mazurcas y valses; si permanecen apenas los bandoneones con el contrabajo es para divertirse con ritmos nerviosos.
Los porteños de la OTFF se presentaron en el boliche de la Galileo con esa música universal que inventó la ciudad de Buenos Aires y posiblemente vuelvan en verano. El título de una de sus composiciones, Sin dudas y con firmeza, define su actitud.
Babelia
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