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Columna
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Fantasmas a largo plazo

A la hora de hacer pronósticos sobre la economía, normalmente se da un equilibrio entre los buenos indicios esperanzadores y los malos indicios alarmantes. El año 2006 no ha comenzado como una excepción a esta regla general. Las economías de la cuenca asiática del Pacífico son aparentemente las que menos tienen que temer. Después de más de doce años de estancamiento, empezando en 1990, la economía japonesa empieza 2006 tras un sólido año de expansión. China resulta casi monótona con sus continuas tasas de crecimiento superiores al 10%. Y el excedente comercial chino es tan fuerte que preocupa a los supersticiosos. La mayoría de los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo nadan en fuertes ingresos. Pero esto, que a ellos les agrada, es en sí motivo de preocupación para Europa y Estados Unidos, cuyas perspectivas se ven muy ensombrecidas por el aumento del precio de la energía, que deprime su gasto macroeconómico interno.

Apuesten contra el hundimiento de Wall Street a corto plazo. Y no se arruinen especulando a la baja con el dólar en el mercado de divisas

En conjunto, en todo el mundo, es probable que el nuevo año suponga una modesta mejora respecto al anterior. Dejando a un lado la turbulenta Latinoamérica, la mayoría de los gobiernos importantes parecen estar evitando las acciones absurdamente extremas. El que Alan Greenspan sea sustituido en la Reserva Federal por Ben Bernanke, un economista de buena reputación tanto entre los demócratas como entre los republicanos, nos da cierta tranquilidad. Se sabe que Bernanke es un luchador contra la inflación. Pero bien podría darse el caso de que hacia mediados de año EE UU pudiera sufrir cierto grado de estanflación: es decir, las presiones ascendentes simultáneas de la inflación básica combinadas con un aumento de las tasas de interés en todo el mundo que podría enfriar la inversión empresarial y el empleo.

Tengo que advertir que lo que he descrito es la estabilidad a corto plazo en los años, digamos, 2006 y 2007. La perspectiva a largo plazo para la economía mundial liderada por EE UU es por fuerza más seriamente problemática. El gasto de más de un billón de dólares en la ocupación de Irak efectuado por Bush puede, sí, reforzar la creación de puestos de trabajo en EE UU en un momento como el de ahora en el que tantos puestos se pierden permanentemente a favor de China, India y otras sociedades nuevas con salarios bajos. Por tanto, apuesten contra el hundimiento de Wall Street a corto plazo. Y no se arruinen especulando a la baja con el dólar en el mercado de divisas. Ahora las certidumbres básicas a largo plazo. El avance científico alargará las expectativas de vida en todas las regiones estables. Al mismo tiempo, las innovaciones científicas y administrativas aumentarán la productividad anual de los trabajadores preparados en, digamos, un 3% anual como máximo. Además, el ahorro y la inversión productivos derivados de nuestra renta real en aumento pueden añadir entre un 1% y un 2% anual a las rentas per cápita reales. Sin embargo, las nuevas plagas del terrorismo y de la contaminación ecológica, por desgracia, contrarrestarán algunas de las citadas mejoras del bienestar humano per cápita.

Lo anterior se refiere a la media, alrededor de la cual se situarán las deficiencias de las clases poco preparadas y motivadas, y las ganancias afortunadas de las clases media y alta preparadas. Y, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Europa occidental y la cuenca del Pacífico han acortado distancias respecto a EE UU. Eso no ha terminado. Seguramente continuará en el periodo 2006-2050. La veinteava parte de la población mundial que tiene Estados Unidos seguirá por delante de la quinta parte que tiene China, pero en 2050 el PIB real total de China excederá considerablemente al total estadounidense. Junto a este proceso de equilibrado parcial probablemente se dé una bajada de las tasas de ahorro entre los estadounidenses y europeos occidentales acaudalados. Esto significa que un lugar como EE UU tendrá que aprovechar los ahorros de sitios como China, India o Corea. Conclusión: es casi seguro que las recientes explosiones de aumento de la deuda exterior neta de Estados Unidos se agraven. ¿Se dará entonces el caso de que vivamos felices para siempre? No es probable. En cuanto los ahorradores mundiales empiecen a invertir en otros sitios además de EE UU, sus ahorros se usarán para la formación de capital no estadounidense. Éste será el reto para mis nietos.

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