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Alegres y confiados

Juan Ignacio Crespo

En España se distribuyen 5.120 fondos de inversión pertenecientes a las más variadas categorías que, en promedio, acumulan una rentabilidad del 1,8% desde comienzos de 2006. Una rentabilidad media tan elevada es consecuencia del buen comportamiento de los fondos de renta variable que, en algún caso, como el de los que invierten en China, alcanza en este momento rentabilidades en torno al 19,5%.

Le siguen muy de cerca los que concentran su inversión en acciones de empresas brasileñas, rusas o indonesias, que acumulan rentabilidades superiores al 15%. Con estos grupos de fondos, en los que la inversión está tan concentrada geográficamente, sólo han podido competir, por el momento, los que invierten en metales preciosos (17% de rentabilidad media).

En resumen, de las 175 políticas diferentes de inversión en que se puede clasificar a los fondos, hay 140 que están dando rentabilidades positivas (cuando la rentabilidad se mide en euros) y sólo 35 que acumulan pérdidas en lo que va de año, pérdidas que, por otra parte, son de escasa cuantía, pues la mayor de ellas, la de los fondos que invierten en renta fija japonesa, no llega al 2%, causadas éstas por la subida de la rentabilidad de la deuda pública japonesa a diez años desde el 1,48% al 1,60% y por una ligera depreciación del yen frente al euro desde comienzos de año.

Las apariencias, pues, inducen a pensar que el año 2006 va a ser muy parecido al 2005 en lo que a rentabilidad de los fondos de inversión se refiere. Sin embargo, y a pesar de los signos externos que inducen a la confianza y al optimismo, se imponen algunas cautelas.

Y es que sobre este panorama alegre y confiado se proyectan algunas sombras. La más importante de todas sigue siendo la combinación de tipos de interés al alza y elevados precios del petróleo (el doble que hace tres años). Si a eso se suma que la curva de tipos del dólar está completamente plana y que el ciclo bursátil alcista ha superado ya su duración promedio, que es de tres años en EE UU, hay que reconocer que hay razones para preocuparse.

De hecho, y como reacción a estos potenciales elementos de crisis, la rentabilidad proporcionada por los fondos que invierten en renta variable norteamericana en 2006 es nula, ya que desde comienzos de año las bolsas de EE UU se han movido en un vaivén más o menos suave que las tiene en estos momentos muy poco por encima de los niveles de comienzos de año, y aún con esa pequeña subida prácticamente anulada por una ligera depreciación del dólar.

Tampoco los fondos de Bolsa japonesa atraviesan por sus mejores momentos. Tras haber ganado un 41% en los últimos doce meses, su ascenso ha tenido un súbito parón, en medio de fuertes convulsiones: en lo que va de año apenas acumulan una pequeña ganancia media, mientras el flujo de inversión extranjera, muy elevado en los tres últimos años (se maneja una cifra de fondos canalizada hacia la Bolsa japonesa en el entorno de los 186.000 millones de euros), parece haber comenzado a secarse.

De las grandes áreas de inversión, es en Europa y en los países emergentes donde las bolsas continúan una marcha imparable: los fondos de renta variable de la eurozona acumulan una rentabilidad media de más del 4% (y si invierten en Bolsa española exclusivamente, un 5,5%). La causa de esta fortaleza parece estar, entre otras razones, en las numerosas operaciones corporativas actualmente en marcha en Europa, de las que las más familiares para los partícipes de fondos españoles son la OPA sobre Endesa y sobre un porcentaje de Unión Fenosa (con un claro efecto positivo sobre la cotización de Iberdrola); o la OPA sobre Arcelor (que ha hecho subir de golpe su cotización en un 30%, manteniéndola por encima del precio anunciado que se pagará en la OPA). Ello ha provocado el mismo tipo de descorrelación entre las bolsas europeas y norteamericanas que ya fue frecuente durante largos periodos del pasado año, sólo interrumpido cuando la caída de las bolsas norteamericanas se producían de forma abrupta, arrastrando entonces sin piedad a las europeas.

Por su parte, los mercados emergentes están proporcionando también el tipo de rentabilidades que les son propias, y entre ellas destaca la de la renta variable china.

Dentro de un panorama conjunto que resulta, por ahora, bastante positivo, hay que comentar las moderadas pérdidas de buena parte de los fondos de renta fija, atribuibles al repunte moderado que han experimentado los tipos de interés de largo plazo durante los últimos treinta días. Un repunte que, de momento, no parece muy grave, pero que parece el anticipo de peores momentos por venir.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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