Las tareas de los nuevos inquilinos
Las exigencias de capital, la disputa entre bancos y cajas y los menores ingresos por hipotecas, principales retos
Cuando los próximos inquilinos del Banco de España tomen posesión, no podrán seguir la hoja de ruta de sus antecesores. Los próximos seis años serán, probablemente, muy diferentes a los anteriores porque el supervisor se enfrenta a nuevos retos nacionales e internacionales. Entre éstos destacan, por su profundidad y proximidad en el tiempo, la aplicación de la Directiva de Capitales, denominada Basilea II y que pretende adecuar el nivel de recursos propios de la banca a los riesgos asumidos.
En enero próximo entra en vigor Basilea II, conducido y apadrinado por Jaime Caruana, que supondrá "un cambio en múltiples direcciones, tanto en la gestión del negocio bancario como en las relaciones de los supervisores con las entidades y de aquéllos entre sí. Y todo ello con un nivel de transparencia, de disciplina de mercado, mucho mayor del existente en estos momentos", según Gonzalo Gil, actual subgobernador.
Los inspectores están enfrentados a la dirección y piden nuevas reglas de trabajo
Basilea II va a exigir reestructurar y renovar la columna vertebral del Banco de España, la división de inspección. En estos seis últimos años se ha reforzado esta unidad con la contratación de 97 inspectores, 10 subinspectores y 29 técnicos superiores informáticos. En total, incluidos administrativos, hay 406 personas en inspección.
Sin embargo, este refuerzo de personal "no ha ido acompañado de medios materiales y las reformas legales necesarias", según un portavoz de la Asociación de Inspectores de Entidades de Crédito del Banco de España (Aieca), que representa a más del 90% de los supervisores. Por este motivo, los inspectores protagonizaron diferentes paros en mayo pasado. Ha sido la primera huelga de la inspección en los 150 años de historia del Banco de España. Los inspectores reclaman un estatuto que regule sus funciones y dé sustento jurídico a su tarea supervisora. Desde 2003, el informe del inspector no llega directamente hasta la comisión ejecutiva del Banco de España sino que la dirección general de Supervisión hace un resumen que se envía a la alta dirección. Esta asociación considera que la situación actual permite la "arbitrariedad y discrecionalidad" de la alta dirección a la hora decidir las actuaciones sobre las entidades. Los inspectores dicen buscar garantías de "seguridad e independencia" en sus funciones. Tras las protestas, no ha habido negociaciones por lo que esta es otra de las patatas calientes.
Pero la marcha del sector financiero también absorberá buena parte buena parte de las energías del gobernador. Cajas de ahorros y bancos, que se reparten al 50% el sistema financiero, se encuentran enfrentados como nunca se había visto antes. Los bancos denunciaron ante Bruselas que ellos no pueden comprar cajas, pero sí sucede a la inversa. Además, se ha cuestionado la naturaleza social de las cajas por estar sometida su gestión a vaivenes políticos. A lo largo de este año también habrá cambios en la patronal bancaria: José Luis Leal deja su cargo al frente de la Asociación Española de Banca (AEB) y será sustituido por el veterano Miguel Martín, ex subgobernador, lo que le convierte en un duro interlocutor para el Banco de España. La patronal de las cajas también puede vivir cambios si Juan Ramón Quintás encuentra fuerte oposición de las entidades cercanas al PSOE, aunque por ahora cuenta con el apoyo de las grandes del sector. El futuro de las cajas es un reto, ya que, a juicio de muchos analistas, se ha descuidado el modelo de estas entidades.
La impopularidad del cobro de comisiones, que se ha multiplicado en los últimos años, y las quejas del sector por la relevancia que ha tomado el banco holandés por Internet ING Direct, son otros asuntos que están sobre la mesa.
No obstante, una de las mayores preocupaciones será la macroeconomía. España ha mantenido un crecimiento constante durante los últimos 14 años que ha permitido que el sector se fortalezca -gracias, en parte, a constancia del supervisor- y ha favorecido la expansión internacional del Santander y el BBVA. Sin embargo, en el futuro podría frenarse por el parón de la construcción, la caída de los créditos hipotecarios y la subida de tipos. Los analistas aseguran que estos dos factores serán una realidad a partir de 2007. El supervisor deberá vigilar cómo las entidades se preparan para un nuevo periodo que exigirá estrategias más conservadoras y afinadas. La disputa por ganar cuota de mercado ha hecho que bancos y cajas abran miles de oficinas en los últimos años que todavía no son rentables. En el futuro tendrán que vigilar los gastos y, sobre todo, la subida de la morosidad, el gran temor del Banco de España.
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