Mujeres de cemento
Mujer... Mujer de porcelana ¡No! de porcelana no, que se rompe, se ralla ¡Ya está! Mujer de cemento que no envejece, no habla, no cuestiona.
¡Menudo morro! Vender cemento mediante una campaña publicitaria con un desfile de bellas señoritas, ligeras de ropa y que sirven copas a los empresarios y futuros compradores. Y digo yo, los señores que acuden al evento, van a pedir al sindicato de la construcción que suban al andamio en calzoncillos. De nuevo con la cosificación, utilización como reclamo de los cuerpos de las mujeres, eso sí envueltos y empaquetados en fina lencería, listo para consumo.
Pues sí señores del cemento, creativos publicitarios, muy acertada una campaña publicitaria que entretiene y alegra la vista, a la par que "levanta" los ánimos de los estresados hombres de negocios. O a lo mejor yo soy una mal pensada y sólo se trata de que disminuyan las cifras del paro femenino. ¡Menudo morro!
Claro, como decía un eslogan de la época de nuestro glorioso y reciente pasado, "El cemento es cosa de hombres".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.