La pasión suiza
Los Auer son una pareja singular, independientemente de poseer una de las más completas colecciones privadas de fotografía del mundo depositadas en Europa. Estuve con ellos varios días y siempre me llamó la atención el profundo conocimiento que tienen del medio (muy variado y a su vez de amplio espectro estético). Ello tiene mucho que ver con su pasión compulsiva de coleccionistas natos. Jamás apuestan por lo monográfico. Entre sus materiales, que guardan meticulosamente en una lujosa mansión suiza, han reunido un totum revolutun de copias donde se pueden realizar las monografías más variadas. Da igual Una historia de huevos (como protagonistas de una serie expuesta en España en el año 2000) que, ahora, La pasión suiza. Colección de M. + M. Auer (una seleccción), realizada actualmente en Barcelona en las salas de Fotocolectania.
UNA PASIÓN SUIZA. Colección de M. + M. Auer (una selección)
Fotocolectania
Julián Romea, 6, D-2. Barcelona
Hasta el 15 de abril
Han sido más de cuarenta años los que han tardado en clasificar estos materiales (más de 160.000 fotos, 500 aparatos y 20.000 libros) de los más acreditados creadores del mundo. Desde Man Ray, Cartier-Bresson, Robert Frank, Brasaï o Doisneau..., entre otros muchos. Pero ellos, como escribe Mario Rotllant, no se han quedado sólo en la foto sino que cuentan, como hemos detallado, con una de las más potentes bibliotecas sobre la especialidad y una colección de cámaras, que hoy ya forman parte de la arqueología de lo que fueron instrumentos de captación de imágenes y que actualmente están en vías de extinción ante la invasión de lo digital y el exterminio progresivo de la emulsión sobre la película de celuloide (tal cual le ocurre de forma regresiva a potentes multinacionales como Kodak o Agfa, por citar algunas de ellas). Comisariada por Lola Garrido, nos encontramos ante una exquisita selección de sus extensos fondos bastante significativa de lo antológico de la obra que conforma esta singular historia de la fotografía almacenada en sus archivos. Se trata de una mera pincelada de su conjunto que se detiene tanto en lo más experimental del siglo XX como en obras de los orígenes del medio tales como gelatinobromuros.
Son 83 fotografías las ahora
colgadas y excepcionalmente creo que por esta vez las han sistematizado meticulosamente. Todas son copias de época. Y todas son imágenes que llegan al corazón de quien las mira. Ante todo se trata de una visión global, casi enciclopédica del medio, no cabe la menor duda.
Como explica Garrido, es una selección que hace "hincapié en el concepto de modernidad, la que aterrizó en Europa y en Estados Unidos" como respuesta de una serie de intelectuales descontentos con las formas, fue durante un periodo relativamente breve pero denso. La época de la guerra de los Balcanes, de la Triple Alianza y la Entente Cordial que romperá a Europa y el mundo. Todo ello aderezado con la pandemia de los ismos (el modernismo fundamentalmente). Una convulsión que hace que se "revuelvan las tripas y las emociones del arte, la nueva demanda y los nuevos manifiestos de los artistas".
Aquí tienen cabida todos los argumentos, desde una foto anónima (del siglo XIX) de un taller donde unas trabajadoras manipulan papel y cartón hasta los bellos desnudos de Laure Albin Guillot (Desnudo en la habitación blanca, 1943), los de Frantiset Drtikol (1922) o la archiconocida toma de Robert Doisneau: El infierno (1952).
Sencillamente es una excelente y didáctica muestra.
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