El hombre que fabricaba preguntas
El relato La pregunta narra la historia de un hombre encerrado en sí mismo, aislado del mundo, que se dedica "al arte de inventar preguntas, que luego vende y exporta al extranjero", precisa Ruth Rubio. Y añade: "Al final se da cuenta de que nunca se había formulado una cuestión a sí mismo y se siente desdichado".
Éste es un fragmento en el que ese hombre rememora su infancia: "De niño recuerda cuando justo después de llegar del colegio se encerraba en su cuarto a garabatear hojas y hojas, cuadernos enteros. Pero no escribía ni cuentos ni poesía. A él lo que le llenaba era escribir preguntas. Preguntas de todo tipo a las que nunca respondía. Las creaba, las tachaba, las borraba, las mejoraba y finalmente las guardaba en un cajón. Solo preguntas. Desde pequeño ésta fue su única educación. No tenía amigos. Nunca los tuvo".
"Aquella independencia y frialdad hacían de un niño aparentemente normal un monstruo egoísta, que solo se dedicaba tiempo a sí mismo, que no se preocupaba por sus inexistentes relaciones sociales, ni por hacer feliz a alguien. Ni siquiera se fijaba en las chicas cuando empezó a salirle barba, ni hablaba de cómo le había ido en el instituto con sus padres", escribe la autora.
Ruth Rubio de mayor sueña con consolidar sus dos aficiones artísticas: la de escritora y la de música. También le atrae la licenciatura de Comunicación Audiovisual. "Me fascina la idea de escribir guiones de cine porque supone trasladar las historias que cuentas sobre el papel a la imagen", afirma. A Ruth no le agrada que sus amigos la califiquen como una chica rara. Más bien prefiere pensar que es "creativa". "Cuando quiero hablar de literatura o compartir impresiones de algún libro, generalmente charlo con mi madre o con Rafael, mi compañero de clase", señala. Su madre sale al paso: "Es una chica que vive en su tiempo, sale con los amigos, baila, hace deporte, le gusta la moda, como al resto de adolescentes".
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