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CATÁSTROFE EN EL MAR ROJO

Hipótesis: bruscos movimientos del pasaje

"El horrible naufragio del Al Salam Boccaccio 98 recuerda, teniendo en cuenta la gran diferencia de magnitudes, a los de las pequeñas pateras que se hunden por sobrecarga y se escoran rápidamente por desequilibrio, al acumularse la gente en un costado". Ésta es la hipótesis que plantea el ingeniero naval Sebastián Ballester sobre las causas de la tragedia en el mar Rojo.

"En un muy alto porcentaje, el naufragio pudo obedecer a movimientos del pasaje, a su mala distribución en el interior de la nave", apunta este experto naval. "Cuanto más arriba se sitúa el pasaje, mayor es el peligro, al rebajarse la estabilidad". Con su desplazamiento en masa, los pasajeros pudieron acelerar su propia muerte.

En Nile TV, un ingeniero naval apuntó la posibilidad de que el barco dispusiese de "dos o tres pisos construidos de forma ilegal" que habrían debilitado su estabilidad.

El experto naval Paul Beaver, señaló anoche a la BBC que una sobrecarga no debería haber sido causa del desastre, y sugirió el que uno o varios vehículos, de los 200 que iban en las bodegas del barco, se hubieran desenganchado a causa del mal tiempo.

Los 1.272 pasajeros representaron una carga móvil e inestable de 104 toneladas. El barco Al Salam Boccaccio 98, un transbordador construido en 1970 para transportar pasajeros y carga rodante, fue botado en Italia y era operado por una naviera de Egipto desde 1998. Las normas de la Organización Marítima Internacional obligaron a la reforma de estas naves antiguas.

Sebastián Ballester, con 30 años de experiencia en la inspección, diseño y construcción de buques, cree que "una eventual situación de pánico en una nave, ante la alarma por un conato de incendio, un movimiento por una ola súbita, pudo desencadenar una estampida entre los pasajeros que agravó la situación".

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La experiencia de los incidentes en el mar indica que "el pasaje suele trasladarse en masa a un costado, va hacia donde más cerca ve el mar, con la nave ya escorada. Entonces quiere lanzarse al agua y ayuda a volcar la nave. Si los 1.300 pasajeros hubieran descendido hacia la quilla, a las bodegas, casi con seguridad el barco no hubiera volcado". Ballester supone que "pudo darse una falta de control de seguridad por parte de las autoridades de los países, que autorizan a buques en apariencia obsoletos".

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