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Una exposición recrea la 'vida alegre' de la Europa de los años 30

La muestra de la Vital selecciona piezas del 'déco' y el 'nouveau'

Entre Josephine Baker y Marlene Dietricht, la Europa de entreguerras vivió apasionada el mundo del music hall, unos años desenfrenados que no hacían presagiar lo que llegaría al continente desde 1939. La Vital de Vitoria recuerda en una exposición esos días en que triunfaban el Art Déco y el Art Nouveau, las bailarinas estilizadas que seducían en los cafés teatros. Cabaret. París-Berlín, años 30, es una producción del Museo Casa Lis de Salamanca, verdadero santuario del arte menor de esos años.

La exposición inaugurada ayer en la sede de la Fundación Vital (Postas, 13-15), que permanecerá abierta hasta el próximo 5 de marzo, trata de introducir al espectador en el ambiente de aquellos años veinte y treinta, tantas veces tildados de felices. Es un microcosmos oscuro, pero agradable, el de los night clubs, donde las bailarinas animaban las noches de las principales ciudades europeas. Se comienza con un homenaje al Follies Bergere parisino, adonde llega en 1925, procedente de Harlem y con 19 años, la actriz y bailarina Josephine Baker. Una proyección de alguno de sus espectáculos sirve para comprender la obsesión que los escultores de entonces tuvieron por atrapar en forma de gráciles figuras sus movimientos.

Surgen así las conocidas como criselefantinas, pequeñas figuras de no más de 40 centímetros de alto realizadas en marfil y oro, obra de escultores como Chiparus, Ferdinand Preiss o Claire Jeanne Colinet. Su fragilidad asombra, tanto como la eficacia en el retrato del gesto y del movimiento de las protagonistas, puro reflejo del hedonismo en que vivía entonces la capital francesa.

En Berlín, a comienzos de los años treinta las cosas se empezaban a complicar. La diversión que todavía se mantenía en las noches de la ciudad, comenzaba a desaparecer con el ascenso de los nazis, que llegarían al poder en 1933. Los camisas pardas intimidaban a los noctámbulos alemanes hasta desembocar en la terrible Noche de los Cristales Rotos, en noviembre de 1938.

Un museo singular

Se había terminado con las famosas veladas berlinesas, que protagonizaba entre otras, Marlene Dietricht, que llegaría a convertirse en el signo de la identidad de toda una época.

La segunda parte de la exposición recrea ese tiempo, con otra selección de piezas criselefantinas. En esta ocasión, la muestra va más allá y ofrece otros objetos de la época procedentes también de la colección del museo salmantino: joyas, muñecas, carteles, jarras, bronces,... hasta más de 70 piezas que invocan un tiempo en el que se dignificó el ajuar doméstico.

Lo cierto es que Cabaret. Paris-Berlín, años 30 supone además la reivindicación de un museo singular donde los haya, único en Europa. Inaugurado hace diez años gracias a la confluencia de la cuidada colección de Manuel Ramos Andrade, un anticuario nacido en Navasfrías (Salamanca), y un palacete de estilo modernista abandonado con vistas al río Tormes, se abre en un extremo del casco antiguo de Salamanca.

Ramos Andrade ofreció la pasión de una vida entera, recuperada pieza a pieza en galerías y subastas de todo Europa, al Ayuntamiento de la ciudad castellana. Se creó una fundación y se rehabilitó el edificio.

Más de 2.500 piezas recogen esa emoción por el Art Decó y el Art Nouveau, hasta crear la mejor colección de esa época que existe en España. En Vitoria se presenta una selección de las criselefantinas, las piezas más vinculadas al mundo del cabaret, pero la Casa Lis cuenta también con una colección de muñecas de porcelana y otra de vidrios, que se ofrecen al visitante muchas veces en muebles de la época.

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