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La huelga de limpiezas de Irún cumple diez días y comienza a afectar a las escuelas

Maribel Marín Yarza

Las 58 trabajadoras de las empresas Eulen y Clece que desempeñan tareas de limpieza para el Ayuntamiento de Irún se declararon en huelga indefinida el 23 de enero, hace hoy diez días, para exigir su equiparación salarial con los funcionarios municipales. Por ahora, no han encontrado eco a sus reivindicaciones y no prevén volver al trabajo. "La situación es muy grave", dice Elena Berazadi, directora de la ikastola Txingudi, el mayor centro educativo de la localidad, con unos mil alumnos, pues comienzan a acusarse "serios problemas de higiene en el centro", como en otros edificios y servicios municipales.

El consistorio no tiene previsto intervenir al considerar que se trata de un conflicto entre "las empresas y los trabajadores".

La protesta, idéntica en su planteamiento a la que afectó en 2004 durante diez meses a los ciudadanos de Basauri, arrancó el 17 de noviembre con paros parciales hasta convertirse en indefinida. El origen del contencioso se remonta a hace cinco años, como recuerda Iñigo Zubeldia, de ELA: "Entonces hubo un paro sectorial de toda la provincia. Las trabajadoras de San Sebastián prolongaron un mes más la huelga y consiguieron la equiparación salarial". No así las de Irún, donde las funcionarias municipales, igual que las autonómicas que limpian aulas de secundaria, cobran un 35% más que las que trabajan a través de contratas, lo que supone unos 4.500 euros anuales más, según Zubeldia.

"Nuestra intención desde el principio ha sido negociar para evitar la huelga. Hemos tratado de constituir la mesa desde julio sin éxito", sostiene este sindicalista. "Las empresas dicen que no tienen problema si el Ayuntamiento asume las diferencias económicas". El consistorio sólo se siente concernido para exigir el cumplimiento de los servicios mínimos.

Comedor y servicios

Los sindicatos aseguran que se está cumpliendo "escrupulosamente" con la limpieza más básica, pero los efectos de la huelga, que afecta a seis escuelas de primaria, cinco guarderías y una residencia de ancianos, entre otros centros municipales, comienzan ya a ser evidentes.

Técnicos de Sanidad inspeccionaron el lunes la ikastola Txingudi. Ratificaron que "la situación es grave", asegura la directora del centro. "No creo que los servicios mínimos puedan llamarse así. El comedor escolar por ejemplo no se considera tal, lo que nos parece gravísimo, pero lo que más nos preocupa son los váteres. Se limpian por encima cada tres días y el suelo, por ejemplo, no se ha tocado", dice Berazadi.

"Empezaron un miércoles y, como el tercer día era sábado, no laborable, no se limpiaron hasta el martes. Con tanto alumno, se puede imaginar cuál es hoy su estado...", añade. Los padres y alumnos de la ikastola están a la "expectativa, pero habrá que empezar a pensar en tomar decisiones", concluye la directora del centro.

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