Un profeta sin retratos ni esculturas
La expresión artística en el mundo islámico abomina del retrato. La ausencia de representaciones de figuras humanas, incluida la del profeta Mahoma, procede del propio Corán, que ordena expresamente evitar a "los ídolos", a los que califica como "una abominación, una obra de Satán". Desde tiempos tempranos, los seguidores del islam temen que las representaciones del profeta puedan conducir a los creyentes a la idolatría. Mahoma predicó una comunicación directa con Dios, sin la intermediación de imágenes, retratos o esculturas.
Ante esta tajante prohibición, en el arte islámico florecen los arabescos, los diseños geométricos, vegetales o meramente caligráficos que decoran las mezquitas y embellecen los ejemplares del Corán. Para los musulmanes, el arte gira en torno a Alá y, al contrario de lo que ocurre en otras religiones, como la cristiana, Dios no puede ser representado en imágenes.
La principal utilidad de las representaciones artísticas no es estimular la devoción de los fieles o propagar la fe, sino recordar la existencia de Alá. Así, cuando los musulmanes conquistaron Constantinopla, la actual Estambul, en 1453, cubrieron los mosaicos bizantinos con yeso y decoraron los muros con caligrafías de versículos del Corán
El estrecho contacto entre el mundo islámico y la civilización occidental durante los siglos XIX y XX parecía haber rebajado la intensidad de las más estrictas prohibiciones islámicas. Pero la expansión de los movimientos radicales islámicos ha conducido hasta el extremismo iconoclasta de los talibanes, que en 2001 destruyeron las estatuas monumentales de los budas de Bamiyán, en Afganistán.
No sólo la representación en imágenes del profeta Mahoma suscita la condena de los musulmanes más ortodoxos. Una recreación ficticia de algunos episodios de su vida, como la descrita por el escritor británico de origen indio Salman Rushdie en la novela Los Versículos Satánicos, desató la ira del régimen de los ayatolás en Irán, que dictaron en 1989 una fetua o edicto islámico por la que el escritor fue condenado a muerte.
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