Por favor, no me bajen más los impuestos

Recientemente se ha difundido por los medios de comunicación una nueva reforma tributaria, con la consiguiente bajada de impuestos.

Me he echado a temblar. La capacidad de nuestros políticos de mostrar distintas interpretaciones de los mismos hechos es infinita.

Mi visión de la realidad es otra: soy un ciudadano que sobrevive con un sueldo, una familia y una hipoteca desde hace unos catorce años. Al principio de hacer mi declaración anual de la renta, Hacienda me devolvía prácticamente la totalidad de lo retenido, gracias a la desgravación por la hipoteca.

Hace unos siete años, me devolvía aproximadamente la mitad de lo retenido, y continúa bajando. Teniendo en cuenta que mi sueldo no ha sufrido espectaculares subidas (en torno al 2%-3% anual) y que no me ha tocado una herencia ni la primitiva, no alcanzo a comprender el significado de las sucesivas "bajadas históricas" de impuestos, anunciadas a bombo y platillo por el Gobierno de turno, sea del signo que sea.

En la prometida reforma tributaria que nos ocupa en la actualidad se ha anunciado que la desgravación por hipoteca se reduce, con la promesa de que desaparecerá en poco tiempo.

Los tipos impositivos han bajado, pero curiosamente para el tipo superior (del 45% al 43%), de lo cual se alegrarán los altos ejecutivos. También se elimina la obligación de tributar por IRPF para el tramo inferior, creo que de menos de 9.000 euros anuales; o sea, los subvencionados y aficionados al dinero B también están de enhorabuena.

La situación sigue igual para los tramos medios, que son los que afectan a la mayor parte de los contribuyentes, como yo, que no puedo deducir cantidad alguna por donaciones, fondos de inversión o adquisición de obras de arte. ¡Qué más quisiera!

En conclusión, virgencita, que me quede como estoy. Por favor, no me bajen más los impuestos.