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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El futuro político de Maragall

Soledad Gallego-Díaz

Una de las consecuencias de la negociación del Estatut es, probablemente, la magnífica valoración que tiene en Cataluña el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, e indirectamente el PSOE. "Es posible que en estos momentos el PSOE tenga incluso mejor acogida en Cataluña que el PSC", comenta con ironía un veterano analista del PSOE. La cuenta sale porque a Zapatero lo valoran bien todos los votantes del PSC, pero también los de CiU e incluso muchos de ERC y algunos del PP, cosa que no sucedería en unas elecciones autonómicas con el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall.

El futuro político de Maragall es, precisamente, una de las incógnitas del momento. Éste ha dejado bastante claro que desea presentarse a otro mandato al frente de la Generalitat y que no tiene mucha intención de dejar el paso libre a otros candidatos dentro de su propio partido (como José Montilla, Manuela de Madre o Antoni Castells). En el PSOE, donde Maragall no es un político especialmente popular, no tienen claro que sea el candidato más capacitado para movilizar el voto del PSC en unas próximas elecciones, pero admiten que es "asunto interno de los socialistas catalanes".

El PP centrará más sus críticas y la recogida de firmas en el tema de la lengua y la enseñanza del español que en la nueva financiación autonómica

El balance final, desde un punto de vista político, de la negociación del Estatut ofrece algunos elementos insólitos. La eventual ausencia de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el pacto, acogida inicialmente con cierta despreocupación por el PSOE, fue analizada después como una mala noticia: significaría que, una vez más, los representantes del nacionalismo radical no sólo se quedan fuera del esquema institucional, sino que rechazan, incluso, su propia formulación. Algo que, se suponía, era uno de los peligros a evitar gracias al nuevo Estatuto. De ahí, explican en el PSOE, los esfuerzos desplegados hasta última hora para que Carod Rovira volviera al acuerdo estatutario.

Prácticamente todos los analistas reconocen que CiU, en general, y Artur Mas, en particular, han logrado un enorme protagonismo, no sólo en Cataluña, sino en toda España, de manera que ahora el dirigente de Convergència es un político mucho más reconocido que antes de que se abriera el proceso negociador. "CiU ha salido extraordinariamente reforzada en esta operación cuando, curiosamente, Convergència i Unió fue la única, junto al PP, que en su día consideró innecesario poner en marcha la reforma del viejo Estatuto", reconoce un dirigente del PSOE habituado a negociar con los nacionalistas. Mas, por su parte, ha dejado clara cuál es su posición: plena colaboración con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, pero sólo cuando previamente haya recuperado el Gobierno de la Generalitat, algo quizá compatible con el PSC, pero, desde luego, nunca con el propio Maragall. "El nuevo Estatut", dijo con cierto toque irónico Artur Mas, "es demasiado complejo como para que lo pueda gestionar el actual tripartito". Sólo CiU, parecía adelantar, será capaz de ponerlo en marcha y de aplicarlo sin provocar demasiados desaguisados.

Formidable alivio

Resulte como resulte a última hora la participación de ERC, la inmensa mayoría de los socialistas ha experimentado una formidable sensación de alivio con el cierre de la gran ronda de negociaciones con CiU. El nuevo Estatuto está finalmente encarrilado, y el PSOE respira con mucha más tranquilidad, a la espera del desarrollo de los debates en la comisión constitucional. "No se ha acabado, pueden pasar todavía muchas cosas, pero el acuerdo básico está cerrado y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha demostrado una vez más que no se pone nervioso", asegura un dirigente del PSOE. El elogio más extendido estos días entre las filas socialistas es que Zapatero "tiene un gran dominio de los tiempos", una frase que se repite casi como un mantra.

La verdad es que la inmensa mayoría de los socialistas está convencida de que Zapatero ha evitado todas "las trampas" que contenía el borrador enviado por Maragall. "Del nuevo texto, lo único potencialmente conflictivo puede ser el tema de la lengua, el deber de aprender catalán, porque aunque el Estatut se limita a incluir lo que dice la actual Ley de Normalización, la verdad es que con esa ley se han hecho algunas tonterías", admite un diputado del PSOE. El tema de la lengua y el uso del español en Cataluña se anuncia además como uno de los grandes motivos de enfrentamiento en manos del Partido Popular. Por lo menos hasta ahora ha dado la impresión de que los dirigentes del PP piensan centrar mucho más su campaña de recogida de firmas en ese capítulo que en la cesión del 50% del IRPF.

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