Los hijos de Gato Pérez
La rumba catalana renace con los grupos Ojos de Brujo, Gertrudis, La Troba Kung Fu...
Sicus Carbonell es gitano, miembro del grupo Sabor de Gràcia y presidente de Rumbacat, la asociación que defiende y difunde la rumba catalana. Es categórico: "La rumba catalana es el único estilo musical urbano nacido en las calles de Europa durante el siglo XX". Hija de los gitanos catalanes que en los años cuarenta la destilaron en Barcelona mezclando la tradición flamenca y afrocubana, la rumba es ahora recogida como estilo festivo y popular por grupos payos adscritos al mestizaje. La rumba, que jamás se ha ido, vuela de nuevo como lenguaje musical de los jóvenes.
La rumba es el típico estilo del que cada 10 años se dice que renace. La última vez ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Barcelona, cuando grupos como Los Manolos estaban en su apogeo y sus canciones pasaban por himnos oficiosos de la cita deportiva. Antes, había pasado su época de esplendor de la mano de Peret, el gitano que la popularizó imprimiéndole más ritmo que Pescaílla. Entre uno y otro se disputan el honor de ser los padres del ventilador, ese recurso que permite a los guitarristas hacer simultáneamente percusión y ritmo y melodía.
Hoy en día, el grupo Ojos de Brujo incluye cinco rumbas en su nuevo disco, la banda Gertrudis recupera el legado rumbero, el artistas Joan Garriga abraza la rumba, Muchachito Bombo Infierno parte de ella y la lista de grupos que la usan como lenguaje incluye los nombres de Dijous Paella, Costo Rico, Dunbala Canalla, Carles Mestre y La Sinfónica de Gavà, Jaleo Real, Martingala y La Kinky Beat. Eso sin olvidar a Estopa, cuya rumba es más española que catalana, o a los propios gitanos, que siempre han mantenido el pulso por medio de bandas como, por ejemplo, Sabor de Gràcia, Paté de Ron y Los Patriarcas de la Rumba, históricos que acaban de lanzar su primer disco.
El Tío Toni fue palmero de Peret igual que el Tío Joanet, primo hermano del famoso rumbero. Posan desafiantes junto al Tío Paló, al Chino y al Tío Rafael en su primer disco como protagonistas y restan importancia al interés por los jóvenes mestizos hacia el estilo. "Es como todo: tiene subidas y bajadas", afirman. Ellos lo ven desde la atalaya de quien integra la rumba en su vida cotidiana, practicándola en casa, en bodas y en fiestas. No se sorprenden de que la rumba prenda entre los payos, al fin y al cabo conocieron al payo que más hizo por la rumba catalana: Gato Pérez. "El Gato era muy respetuoso con los gitanos, venía a nuestras fiestas, respetaba a nuestras mujeres y se empapaba de rumba. Era una esponja, muy observador y le respetamos mucho porque él supo hacer rumba a su manera", dicen Toni y Joanet.
Probablemente fue este argentino quien hizo de puente entre la rumba de los gitanos catalanes y las nuevas generaciones. Así lo ve Joan Garriga, que fue líder de Dusminguet. "Yo entré en la rumba por Gato, por su forma urbana de tratar el género, por sus letras, por sus nuevas armonías. Era un crío y sonaba en las fiestas pese a tener un toque underground". En Dusminguet, Garriga ya apeló a la rumba, que ahora defiende con su nuevo proyecto, La Troba Kung Fu, "en el que estoy haciendo rumba con acordeón. Siempre he estado cerca del vallenato y creo que este estilo y la rumba tienen una forma de caminar muy parecida". Si se le pregunta qué le acerca a la rumba, responde: "Tiene una forma de cantar que me resulta familiar, es algo que te acompaña toda la vida; aunque yo no sea rumbero forma parte de las cosas familiares".
Oriol Roca, responsable de la productora La Fourni, una de las más activas oficinas de fusión con raíz rumbera gracias a grupos como La Troba Kung Fu, Martingala y El Puchero del Hortelano, vincula la proximidad de la rumba catalana con la identidad en tiempos de mestizaje: "Es normal que ante el aluvión de músicas anglosajonas muchos músicos hallen de forma intuitiva lenguajes que han mamado desde la niñez o en su entorno social de adolescencia. La rumba forma parte de la identidad musical de Cataluña y no es de extrañar que ahora tenga preponderancia". Por eso piensa que "la vuelta a la rumba cierra el viaje del mestizaje". "Los grupos han buscado por todo el mundo estilos con los que hacer fusión y han acabado volviendo a casa, a la rumba".
Gertrudis es un grupo de La Garriga que también rumbea. Pero no saben ni por qué. "No me he puesto a pensarlo, hacemos rumba porque es algo natural, creo", responde Xavier Freire, uno de los tres cantantes del grupo. Lo que sí sabe su representante, Xavi Pascual, es que Gertrudis tiene giras por Europa, donde son acogidos "como un grupo que tiene identidad propia y que practica una música que sólo se puede dar en España y en el sur de Francia gracias a sus gitanos". La identidad manda y permite la exportación. Pero ¿qué diferencia la rumba catalana del resto? Sicus Carbonell tiene la respuesta: "El ventilador, por supuesto. También las palmas, que hacen compás a dos cuando la rumba es lenta o repicao si hay ventilador. Y luego un tono general que es propio de aquí. ¡Ah!, y en baile nunca se repica de talón como en el flamenco".
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