La convalecencia del Carmel
Un año después, 246 de los 1.276 vecinos desalojados por el hundimiento todavía no han regresado a sus casas
El 27 de enero de 2005 se quebró la tranquilidad en el barrio del Carmel de Barcelona. Ni los afectados, ni los vecinos, ni los responsables políticos -que poco antes del hundimiento del túnel del metro en construcción estaban en su interior- podían imaginar el alcance del siniestro. No hubo muertos, pero el accidente tiene múltiples caras. Éstas son algunas de ellas:
- Cuatro edificios derribados. A causa del segundo socavón, el del día 27 -el día 25 se produjo el primero-, el edificio número 10 del pasaje de Calafell tuvo que ser demolido. No sería el único. Los dos inmuebles contiguos de la misma vía (6 y 8) también se derribaron. Idéntico destino corrió el 6 de la calle de Conca de Tremp.
- Un total de 246 personas por regresar. El hundimiento del Carmel provocó el desalojo de 1.276 personas. Todavía hoy, un año después, permanecen fuera de sus hogares 246 afectados. La mayoría (174) residen en pisos de alquiler, 50 están en hoteles y 22 viven en casa de algún familiar. El Gobierno catalán se ha comprometido a que todos los afectados regresen a su domicilio a finales de mayo. La Generalitat ha redoblado esfuerzos y estos días está entregando los pisos rehabilitados a 35 personas más. Está previsto que la próxima semana regresen otras 48 personas a sus domicilios.
- Las indemnizaciones. Un convenio firmado entre la Generalitat y la gran mayoría de los afectados fijó la cuantía de las indemnizaciones. Quienes perdieron su casa han recibido un piso de protección oficial, que la Administración ha desclasificado para que puedan venderlo en el mercado. Además, han percibido 70.000 euros por familia (más 10.000 por persona a partir del segundo miembro) y otros 30.000 por daños morales. Los que viven en hoteles o pisos de alquiler reciben cada mes 900 euros para cubrir gastos. Además, han recibido garantías sobre la seguridad de sus viviendas. El Gobierno central ha aportado 2,3 millones.
- Comercios cerrados. Un total de 236 comercios tuvieron que cerrar sus puertas y 35 aún no han reabierto el negocio. Para compensar la pérdida de clientes, la Generalitat les da 1.500 euros al mes por trabajador y 10 euros por metro cuadrado del local.
- El coste económico. El accidente ha salido por un ojo de la cara. El Parlamento catalán aprobó la concesión de un crédito extraordinario para hacer frente a los gastos. De ese crédito, de 95 millones de euros, se ha gastado ya el 87,6%, o sea, 83,3 millones. Las indemnizaciones (36,2 millones) se han llevado la mayor parte del monto, seguidas del pago de los hoteles y del alquiler de los pisos (14,2 millones). Además, el Carmel ha sido declarado área extraordinaria de rehabilitación integral (AERI) y recibirá en siete años una inversión de 235 millones.
- Responsabilidad política. El Carmel levantó asimismo una tormenta política. Para empezar, provocó la dimisión de dos cargos del Gobierno: el director general de Puertos y Transportes, Jordi Julià, y el presidente de la empresa pública GISA, Ramon Serra. Más tarde, se creó una comisión de investigación parlamentaria con dos objetivos: esclarecer las causas del hundimiento del túnel e investigar el presunto cobro de comisiones ilegales en obra pública bajo la Administración de CiU, al que aludió el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, en sede parlamentaria. Es el famoso 3%. El hundimiento también puso bajo sospecha numerosas obras que se ejecutaban en el subsuelo barcelonés, hasta el punto de que el Gobierno modificó el trazado de la línea 5 y el proyecto de la 9 del metro. Al alcalde de Barcelona, Joan Clos, el Carmel le ha supuesto un serio desgaste político.
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