De mayo del 68 a la patronal bancaria

Compañero de pupitre del rey Juan Carlos en la infancia, José Luis Leal participó en el parisino mayo del 68. Después sería ministro de Economía con UCD (en 1979) y, más tarde, presidente de la patronal bancaria, tras haber asesorado a Pedro Toledo en el Banco Vizcaya. Son datos que jalonan su currículo. Así como ese fondo democrático intachable que le llevó a enrolarse en el Frente de Liberación Popular (Felipe) durante el franquismo y le obligó a exiliarse, primero a Ginebra y luego a París.

Leal, un hombre reservado hasta para sus colaboradores más cercanos, llevaba tiempo convencido de que había acabado un ciclo en la AEB. Nada menos que 16 años. En agosto, cumplirá 67 años y quiere dedicarse a escribir, leer y viajar, aficiones favoritas.

En los últimos años, el conflicto entre bancos y cajas ha sido un dolor de cabeza. De tal forma que acabó, amparado por la banca europea, con una denuncia ante Bruselas por las diferentes reglas de mercado.

También mantuvo un duro pulso con el Banco de España a cuenta de las provisiones anticíclicas que el supervisor instauró para el sector financiero y que no existían en otros mercados. Sin discutir la necesidad de ellas, sí cuestionó, con escaso éxito, su alto nivel. Las quejas sobre la actividad de ING Direct ha sido otro debate, en el que se ha mantenido equidistante.

Pero ha vivido una etapa apasionante. Fue testigo de excepción de las guerras para captar clientes que comenzaron a finales de los ochenta, de las crisis de algunos grandes bancos, de las fusiones que las procedieron y de la instauración de la moneda única.

En la intervención de Banesto se vio obligado a salir en televisión -de extrema discreción, apenas ha prodigado los medios- el día siguiente de la intervención de Banesto para asegurar de la existencia de fondos para todos los depositantes.

Leal seguirá al frente de la Asociación Hispano-francesa, de alguna ONG y se apasionará por la macroeconomía, sobre todo por el fuerte déficit comercial español.