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Reportaje:EL FUTURO DEL ESTADO AUTONÓMICO

Nación, pero menos

Los partidos catalanes nunca admitieron públicamente la posibilidad de retirar el término del articulado, como ha sucedido, pero han logrado que figure en el preámbulo

Carlos E. Cué

Hace menos de cuatro meses, el 28 de septiembre, los partidos catalanes que promovían el Estatuto aprobaron definir su comunidad como una nación. Nadie, salvo el PP, discutió esa opción. Unos meses antes, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero había explicado en el Senado, en la primera sesión de control a la que se sometía en esa Cámara, que el concepto de nación era "discutido y discutible". Los partidos catalanes confiaban en el éxito. Y consideraban esa definición en el articulado algo irrenunciable, una posición que han mantenido, sin éxito, hasta el último minuto.

- Propuesta inicial. La fórmula propuesta era muy clara: artículo 1.1, "Cataluña es una nación". Artículo 1.2. "Cataluña ejerce su autogobierno mediante instituciones propias, constituida como comunidad autónoma de acuerdo con la Constitución y el presente Estatuto".

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Enseguida empezaron las reacciones. Incluso el Rey, al día siguiente de la aprobación del Estatuto, en un discurso protocolario rodeado de militares, invocó la "indisoluble unidad de la nación española" que sentencia la Constitución en su artículo 2.

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Sólo una semana después, ya se sabía que el Gobierno tenía intenciones de promover la retirada del término nación del articulado, donde según el Ejecutivo tiene fuerza jurídica y vinculante, como ley orgánica que es todo Estatuto, para llevarla al preámbulo. Por entonces no se había definido con qué formula. Quince días después de la aprobación, Rodríguez Zapatero aseguraba que tenía "hasta ocho" alternativas al término nación, y prometía que dejaría el Estatuto "limpio como una patena".

- Entidad nacional. Se empezó a hablar de la "entidad nacional" como solución, y ERC la calificó de "cobarde". Prácticamente cada vez que había una novedad sobre el término nación, ERC y CiU amenazaban con retirar el Estatuto del Congreso. "No toleraré que la palabra nación figure sólo en el preámbulo", dijo Artur Mas en Madrid el 13 de octubre. Ese mismo día, Joan Saura explicaba que esta definición era "irrenunciable". Esa semana, el socialista José Blanco concluyó: "El término nación puede ser constitucional, pero no es conveniente". En el PSOE esa definición abría heridas insalvables, sobre todo en dirigentes importantes como Alfonso Guerra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra o José Bono.

- Identidad nacional. Zapatero pactó con Ibarra el término "identidad nacional", el mismo que propuso en el Congreso el 2 de noviembre, cuando el Estatuto fue admitido a trámite. Las primeras negociaciones se toparon con la negativa absoluta de los catalanes a aceptar esta solución.

En esos días, el ex presidente José María Aznar llegó a decir que "a ETA le interesa mucho que el Estatuto catalán atribuya algún tipo de carácter de nación", y el 3 de diciembre Mariano Rajoy convocó a 47.000 personas en la Puerta del Sol con una idea: "Sólo hay una nación, la española", y entre gritos de "¡España!, ¡España!". El PSC propuso fusionar el artículo 1.1 y 1.2, pero dejando la definición de nación, y Zapatero lo descartó. Pocos días después, Artur Mas ya rebajaba sus expectativas: "El término nación catalana debe figurar en algún punto", dijo en Madrid.

Las posiciones públicas se han endurecido a medida que avanzaba la negociación. El martes 10 de enero, poco antes de que todos los barones socialistas acudieran a una cena a La Moncloa, los cuatro partidos catalanes se comprometieron a defender sin fisuras que la definición de Cataluña como nación figure en el articulado. Sin embargo, por la noche, en la cena privada, Alfredo Pérez Rubalcaba habló de llevarlo al preámbulo y Pasqual Maragall no lo contradijo, aunque públicamente pidió hasta el último minuto que fuera en el articulado. También lo hizo Josep Lluís Carod Rovira, que el pasado lunes rechazaba la idea del preámbulo. En el otro lado, Ibarra se oponía el jueves incluso a que fuera en el preámbulo: "Prefiero que vaya en el articulado, es menos vergonzante".

- "Ciudadanos sienten". Pocas horas después de que hablara el extremeño, el PSOE ofreció la que parecía su última fórmula: "Ciudadanos y ciudadanas de Cataluña sienten a Cataluña como una nación, y ese sentimiento es plenamente compatible con la pertenencia a un Estado cuya Constitución, en el artículo 2, establece los principios esenciales de unidad y autonomía".

Finalmente, Zapatero pactó con Mas una fórmula en la que también el PSOE cede. "El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña, ha definido a Cataluña como nación. Esta realidad nacional tiene su traducción en el artículo 2 de la Constitución Española, que define a Cataluña como nacionalidad". La diferencia fundamental reside en que ya no son "ciudadanos", esto es algunos, los que "sienten", la nación, sino "los ciudadanos", o sea todos, los que han expresado la voluntad de definir la nación.

- Asuntos pendientes. Según ERC, CiU e ICV, quedan bastantes cosas por pactar al margen de la nación. Entre ellos, Joan Ridao, portavoz de ERC, cita las selecciones deportivas, asuntos de justicia o las competencias. Entre estas últimas, los tres partidos destacan las mismas: el funcionamiento de las cajas de ahorro; el ordenamiento del crédito; la banca y los seguros; la educación; el régimen local; el patrimonio de la seguridad social; el reconocimiento de la lengua catalana en los medios de comunicación; los derechos históricos contemplados en la disposición adicional, y la Administración única. Además, en justicia no está resuelta la obligatoriedad del catalán, ni el traspaso de funcionarios, secretarios y forenses. Tampoco están cerradas las funciones de Síndic de Greuges ni la representación de la Generalitat ante la UE o las relaciones Estado-Generalitat.

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