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Una edil acusada de ser tránsfuga entrega la alcaldía de Chinchón al PP

Soledad Alcaide

Como en las mejores familias políticas, los grupos del Ayuntamiento de Chinchón -PP, PSOE y Unión de Independientes Demócratas de Chinchón- lavaron ayer sus trapos sucios en la sala de plenos del Consistorio. Allí comenzó a mediodía el debate de la moción de censura planteada por el grupo popular con el apoyo de la concejal independiente Isabel Montes, expulsada por sus compañeros de grupo y empeñada en aclarar que ha sido ella la que ha echado al resto del partido.

El resultado de las votaciones no fue una sorpresa: los cinco concejales populares sumaron el voto de Montes para descabalgar a la alcaldesa socialista, Encarnación Moya, en favor de Luisa María Fernández, del PP. Los cuatro ediles socialistas no superaron la mayoría, pese a contar con el voto del concejal independiente José Antonio Fernández Frutos. La sesión, que ya se barruntaba difícil varios días antes, fue, a pesar de la tensión, un ejemplo de normalidad democrática. Sin embargo, los seis agentes de la Policía Municipal de la localidad recibieron el refuerzo de 30 guardias civiles en previsión de incidentes.Los grupos municipales mantuvieron un rifirrafe de acusaciones que se remontaban a la legislatura pasada durante la hora y cuarto que duró el pleno. Apenas fueron interrumpidos por gritos aislados de "tránsfuga", dedicados a la edil Isabel Montes, que pidió: "Que se recrimine a la persona que me acaba de insultar". Sin que mediara petición del presidente de la Mesa, la Policía Municipal expulsó al autor de los gritos de la sala.

El grupo popular justificó la moción de censura en "el descontento generalizado de los vecinos por la debilidad de la alcaldía" de la socialista Encarnación Moya y la "ingobernabilidad al perder la mayoría". En cambio, la candidata a alcaldesa, Luisa María Fernández, negó cualquier "interés espúrio" de su grupo y se empeñó en recalcar que el PP fue el partido más votado en las elecciones de 2003. A su predecesora en el cargo la tachó de "distante, prepotente y revanchista".

Fernández mencionó brevemente los logros que espera alcanzar su equipo de gobierno y justificó en el tiempo que tenía para su intervención el no poder extenderse más en ellos.

Pero ahí la estaba esperando la socialista Moya. Ésta hizo gala de su larga experiencia como oradora, pues también es diputada en la Asamblea regional, y comenzó su discurso con un revés a su sucesora. "La moción está basada en tres motivos que no han sido explicados, ni tampoco se ha extendido en sus proyectos", le espetó, y después recalcó que los tres grupos municipales habían pactado que no hubiera límite en sus intervenciones. "Juzguen ustedes", ironizó.

Moya también se cebó en la concejal Montes, a la que acusa de ser una tránsfuga. Explicó que hasta el mismo día en que fue presentada la moción, el pasado 10 de enero, la edil mantuvo sus cargos en el equipo de gobierno socialista (donde era segunda teniente de alcalde, responsable de Urbanismo, Turismo y Cultura, competencias que recuperará ahora).

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"Lo absurdo es que la señora Montes ha presentado una moción de censura contra sí misma. Si no se encontraba a gusto en el equipo de gobierno, ¿por qué no renunció a sus cargos hace meses?", recalcó Moya.

La alcaldesa saliente acusó a los populares de haber montado la operación para desbancarla con la intención de paralizar sus planes de modificar el planeamiento urbanístico de Chinchón. Y acusó al PP de querer recuperar el proyecto del anterior equipo de gobierno para recalificar las fincas de la Jara Alta y la Jara Baja, protegidas por ella. Y justificó su denuncia con un plano que extendió en medio del debate.

También ella recibió duras críticas de sus oponentes políticos. Montes acusó a la alcaldesa saliente de cometer prevaricación, al haberla situado en el debate en el pleno como "concejal no adscrita", con el único fin de desprestigiarla. Y se mantuvo en la misma postura que la semana pasada, cuando afirmó que la razón última de la moción de censura era su desacuerdo con el convenio firmado por el equipo de gobierno municipal con la empresa Cuétara. Según este acuerdo, el Consistorio recalificará los terrenos de la compañía, a cambio de aprovechamiento urbanístico.

La intervención de Montes fue interrumpida por los gritos de un niño, que fue sacado de la sala en brazos por el jefe de la Policía Municipal.

Luego, la concejal Montes se encaró con Moya: "No ha sabido ni contentar a Chinchón ni conservarme en su gobierno".

La nueva alcaldesa juró su cargo a la una y cuarto de la tarde y minutos después, levantada la sesión, recibió los besos de sus compañeros de partido y de la edil Montes, pero ningún gesto del equipo de gobierno saliente y nueva oposición municipal.

Al otro extremo de la sala, el edil independiente José Fernández Frutos mostraba su tristeza por lo sucedido. "Empezamos con muchas ganas de luchar y nos hemos encontrado con esto", se lamentó.

Después, fue el turno para las declaraciones de los políticos regionales. Los socialistas estuvieron arropados por tres concejales del Ayuntamiento de Madrid, encabezados por el portavoz adjunto Óscar Iglesias, y ocho diputados, entre los que destacó la secretaria regional Ruth Porta. Ésta explicó que el lunes llevarán a la Mesa de la Asamblea el "caso Chinchón".

Desde las filas del PP sólo acudieron la secretaria de política territorial, Cristina Cifuentes, y el diputado Jesús Fermosel. Cifuentes se mostró satisfecha por la moción y pidió a los socialistas que aceptaran "la normalidad democrática".

Ya fuera de la Casa Consistorial, la rivalidad se tradujo en dos lemas: "¡Fuera, fuera, fuera!" frente a "¡Esto sí es una alcaldesa!".

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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