Alí Agca vuelve a la cárcel al ser revocada su liberación por el Supremo de Turquía
El alto tribunal turco se niega a reducir su condena por los 20 años de prisión en Italia
La libertad de Alí Agca, el hombre que en 1981 disparó contra el papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro de Roma, ha durado poco más de una semana. El Tribunal Supremo turco anuló ayer la sentencia del juzgado que la semana pasada le dejó libre, y ayer mismo la policía le arrestó y le devolvió a una cárcel de Estambul. Su excarcelación había provocado una tormenta política en Turquía y el rechazo de todos los partidos, salvo los de la ultraderecha, que habían dado un recibimiento de héroe al antiguo militante de los grupos fascistas conocidos como Lobos Grises.
La sentencia pone fin, por ahora a la incipiente carrera empresarial de Agca, de 48 años, que aspiraba a convertise en millonario en pocas semanas contando supuestos detalles del atentado contra Juan Pablo II. El misterioso terrorista, que fue miembro destacado de los Lobos Grises en su juventud, había prometido revelar detalles desconocidos de su acción en entrevistas exclusivas y remuneradas en los medios de comunicación.
Las motivaciones de aquel atentado y quién movió los hilos siguen estando envueltas en un halo de misterio casi 25 años después, y Agca aspiraba a sacar el máximo provecho de ello: reclamaba cinco millones de dólares (4,15 millones de euros) por cada entrevista. El plan diseñado junto a su abogado preveía obtener al menos 50 millones de dolares en las próximas semanas.
"No hay ninguna base legal para que el tiempo pasado en prisión en Italia reduzca la pena por crímenes cometidos en Turquía", concluye con contundencia la resolución del Tribunal Supremo turco. La excarcelación no tenía, por tanto, base legal. La aplicación de la sentencia fue inmediata: apenas dos horas después, Agca fue de nuevo detenido en Estambul y llevado entre rejas.
Tras atentar contra el Papa, Agca pasó casi 20 años en las cárceles italianas, hasta que fue indultado, en el año 2000. Entonces fue extraditado a Turquía, donde estaba reclamado por otros delitos. El más importante, el asesinato, en 1979, del periodista Abdi Ipekci, director del diario Milliyet.
Muestras de repulsa
La sorpresiva puesta en libertad de Agca desencadenó la semana pasada una cascada de reacciones en contra a pesar de coincidir con la festividad musulmana del sacrificio, durante la cual el país está paralizado.Una de las muestras de repulsa más duras fue la de la hija de Ipekci, quien escribió una carta abierta que se publicó en la primera página del diario que dirigió su padre. Pero las protestas se sucedieron desde todos los frentes, con la única excepción de sectores de la extrema derecha, que incluso acudieron a la cárcel a vitorearle.
El ministro de Justicia, Cemil Çicek, anunció de inmediato que el Gobierno apelaría porque sospechaba que la ley no se había aplicado correctamente. Incluso Hikmet Sami Turk, el responsable de la reforma legal en la que se amparaba la excarcelación, hizo oír su voz de protesta por cómo se había aplicado la ley que él había elaborado.
Había consenso en que la resolución no tenía base legal y que Agca debía volver a la cárcel. La máxima instancia turca de apelaciones dio ayer la razón a todas estas voces críticas que se alzaron contra el tribunal que decidió liberar al terrorista.
La sentencia que ayer fue anulada partía de la base, coincidiendo con la argumentación del abogado de Agca, Mustafá Demir, de que el preso ya había cumplido el máximo número de años de cárcel que prevé la ley turca.
La condena inicial fue de cadena perpetua, pero el terrorista logró escapar de su prisión en Turquía al cabo de pocos meses y reapareció atentando contra el Papa en Roma. Su abogado argumentaba ahora que con los 25 años pasados en prisión podía aplicársele ya la excarcelación prevista la ley para los delitos cometidos en Turquía.
En cambio, en Tribunal Supremo ha considerado que su caso no puede enmarcarse dentro de los supuestos previstos porque Agca no ha cumplido ni siquiera cinco años de prisión por el asesinato de Ipekci. El abogado de Agca se limitó ayer a subrayar, en declaraciones al canal de televisión NTV, su respeto por todas las decisiones de los tribunales turcos.
Las autoridades explicaron que el terrorista no opuso ninguna resistencia al ser detenido. El terrorista tenía pendiente cumplir con sus obligaciones militares, pero el Ejército le eximió al considerar inapropiado su reclutamiento con 48 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.