El hospital de Sant Pau asumirá el grueso de la actividad del Dos de Mayo
El antiguo centro de la Cruz Roja se trasladará a Sant Joan Despí
El hospital Sant Pau de Barcelona asumirá el grueso de la actividad del hospital Dos de Mayo cuando este centro cierre, dentro de dos años, y traslade su actividad al nuevo edificio que se está construyendo en Sant Joan Despí. El Departamento de Salud quiere que el Sant Pau ejerza parte de la nueva actividad procedente del Dos de Mayo en las mismas instalaciones de este centro hospitalario, que quedarían vacías con el traslado.
Esta medida acallaría las quejas de vecinos y comerciantes del Eixample que se oponen al cierre del antiguo hospital de la Cruz Roja, con 190 camas de hospitalización, 32.000 consultas externas y 40.000 visitas a urgencias al año. Además, solucionaría un problema al hospital de Sant Pau: el nuevo edificio que se está construyendo, y al que en 2008 se trasladarán todos los servicios que aún se prestan en los pabellones modernistas, no tiene capacidad para asumir una actividad extra de tanta envergadura y para la que no fue diseñado.
El Hospital Dos de Mayo, ubicado en la calle que lleva el mismo nombre y a escasos metros de Sant Pau, es uno de los dos centros hospitalarios que la Cruz Roja tenía en Cataluña; el otro es el de L'Hospitalet de Llobregat.
En la actualidad, sin embargo, ambos centros están gestionados por la entidad pública Consorcio Sanitario Integral (CSI), en el que tiene mayoría el Departamento de Salud.
Jaume Estany, adjunto a la gerencia de la Región Sanitaria de Barcelona del Departamento de Salud, justifica el traslado del Dos de Mayo a Sant Joan Despí por el hecho de que una parte de los pacientes de este centro son del Baix Llobregat.
"En los dos últimos años, parte de los usuarios del Baix Llobregat han sido derivados al Dos de Mayo porque la oferta hospitalaria en aquella zona era insuficiente y para descongestionar el Hospital de Bellvitge, en L'Hospitalet", señala Estany.
Lo lógico, según el Departamento de Salud, es que estos usuarios, que representan alrededor del 30% de la actividad del Dos de Mayo, sean atendidos en su territorio. Estany asegura que de ningún modo el traslado a Sant Joan Despí ha de comportar que los pacientes del área de influencia del Dos de Mayo (Eixample y Guinardó) dejen de ser atendidos en su barrio.
La opción que estudia el departamento es que Sant Pau asuma la asistencia a estos pacientes y que parte de ella la ejerza en las instalaciones del propio Dos de Mayo, aunque esta posibilidad requiere una negociación con la Cruz Roja, propietaria del edificio. Para el director general de Sant Pau, Jordi Colomer, ésta sería una buena solución para salvar el obstáculo que supondría un incremento repentino de actividad en el nuevo edificio, que se construye en un extremo del complejo modernista.
Colomer estima que la operación supondrá para Sant Pau un aumento de unas 200.000 consultas externas anuales y el 25% más de visitas a urgencias (actualmente, 155.000).
El Departamento de Salud ha iniciado un estudio sobre las necesidades asistenciales del barrio para determinar qué servicios asumidos por Sant Pau podrían mantenerse en las instalaciones del Dos de Mayo.
Jaume Estany apunta, entre ellos, las urgencias, las consultas externas, la cirugía ambulatoria y un hospital de día. Además, según Estany, se mantendrán las dos áreas básicas de Salud que funcionan en la misma manzana que ocupa el Dos de Mayo.
Responsables del Departamento de Salud, entre ellos el director del Servicio Catalán de la Salud, Carles Manté, expusieron el pasado jueves a una representación de vecinos y usuarios del Dos de Mayo las negociaciones que se llevan a cabo para que el centro mantenga parte de la actividad.
Las explicaciones del departamento tranquilizaron a los vecinos, aunque mantienen sus reservas. "Hemos dado un plazo de un mes para ver cómo finalizan las negociaciones. Si el Dos de Mayo acaba cerrándose haremos ruido", advierte Àngels Hernàndez, portavoz de los vecinos, que ya se manifestaron el pasado 22 de febrero.
Vecinos, comerciantes y usuarios del antiguo hospital de la Cruz Roja temen que su cierre colapse Sant Pau y merme la actividad económica del barrio.
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